RF.VOLUCIÓ
DE INGLATERRA.
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XXXV.
DASE ORDE
AL CLERO DE LEER
E
LO
TEMPLOS J,A
NUEVA DECLARA
IÓN.
Leve fué la impresión producida al principio por la
:pueva indulgencia.
'o coutenía novedad alguna ,
y
la gente se maravillaba que el Rey se hubiera tomado
el trabajo de publicar
m1
ma11ific to solemne con el
olo objeto de decir que no lrnb!a mudado
~e
opi–
nión (1). '!'al vez al mismo Jacobo xtrañó la indife–
rencia con que recibió el público la noticia de que su
resolución era inquebrantable, y creyó si u duda que
su autoridad
y
decoro· sufrirían menos haciendo sin
dilación algo nuevo
y
extraordinario. Así. pues, el 4 de
mayo hizo redactar u_na Real orden para que la Decla–
ración publicada en la semana anterior, se leyese du–
rante dos domingos . ucesivos,
á
la ho ra del servicio
divino, por los ministros ofü.:iantes de todas las ig le–
sias
y
capillas del reino. En Londres y sus arrabales la
lectura habría de verificarse el 20 y el 27 de mayo; en
. otras partes de Inglaterra el 3
y
el 10 de junio. Dió e
orden
á
Jos Obispos de distribuir ejemplares de la De–
clarac;ón en us res pectivas diócesi .(2¡.
Cuando se considera que el clero·de la Ig lesia nacio–
nal,
cas~
sin ex_cepción, mil·aba la ladulgeucia como
una violación de las leyes del reino, como una falta
de cur:ri plimiento á la
fe
empeñada por
e~
Rey,
y
como
un golpe fatal contra la d ignidad
é
intereses de su
{1)
Cittere, mayo l 111),
1668.
(2)
Gaceta ele Londres,
ma~
o
7, 1688.
TOMO lV.
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