REVOLUCIÓN DE JNGLATERRA.
13
IV.
RENTAS PÚBLICAS EN
1685.
Puédese tratar de los impuestos con más certidum–
bre y exactitud que de la población, y decir, por tan–
to, que las rentas públicas de Inglaterra eran cortas
á la muerte de Carlos II, comparadas con los recursos
que ya tenía entonces ó con los tributos que pagaban
los Estados vecinos, y que, aun cuando fueron cre–
ciendo constantemente desde la Restauración, apenas
llegaban á las tres cuartas partes de los ingresos de
las Provincias Unidas y á la quinta de los de Francia.
El capitulo más importante de los ingresos era el
de las contribuciones indirectas, que produjeron el
último año del reinado de Carlos 585.000 libras netas.
La renta liquida de aduanas llegó el mismo año á
530.000 libras. Pero si el peso de estos impuestos no
parecía g ravoso á la nación, antojábasele onerosí–
simo
el de fogaje, con ser menos importante; que si
el descontento que causan las contribuciones direc–
tas no se halla casi nunca en relación con las canti–
dades que producen al Tesoro, de todas ellas era la
del fogaje la más odiosa, en razón á que no podía per–
cibirse sino por medio de visitas domiciliarias, y
á
que
siempre ha sido el pueblo inglés tan resueltamente
opuesto á tales investigaciones, que no es fácil com–
prenderlo á quien haya nacido y vivido en otros pue–
blos. Y como, además de esto, acontecía que los po–
bres, aun siendo propietarios de alguna finca urbana,
solían verse con harta frecuencia en la imposibilidad