Table of Contents Table of Contents
Previous Page  33 / 372 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 33 / 372 Next Page
Page Background

REVOLUCIÓJ'i DE I Gf,ATERRA.

19

De conformidad con la antigua Constitución del

reino

por recientes

y

solemnes acuerdos de las dos

Cámaras del Parlamento, era el Rey jefe único de

fuerzas 'tau con iderables. Los lores lugartenientes

y

sus diputados ejercían entonces sus mandos bajo

las órden s del Monarca

y

señalaban las épocas ea

que debían reunirse las milicias para su inspección

y

ej rcicios, cosas ambas en las cuales no debían de in-

ertir más de catorce días al año. Las infracciones de

la disciplina se castigaban por los jueces de paz, au–

torizados al efecto, con penas leves. Pero si los gastos

ordinarios de este ejército no corrían

á

cargo de la

Corona, cuando las milicia

se movilizaban para la

guerra, ocurría el Estado á su mantenimiento,

y

las

sometía entonces á todo el rigor de la ordenanza mi–

litar.

Tenían estas milicias sus enemigos

y

sus detracto–

res. Lo que habían viajado por el continente

y

ma–

ravilládose de la mecánica exactitud con que se mo–

vían

y

daban el

«q1tién viveu

los centinelas de las

plazas fu rtes construidas por Vaubán; que habían

visto los ej ércitos poderosos que cubrían todos los ca–

mino d

lemania para de alojar

á

lo turcos de las

puertas de Viena,

y

que se deslumbraron con la mag–

nificencia

y

el brillo de las tropas de Luis XIV, se

burlaban de la torpeza con que se movían los la··

briegos del Devonshire

y

del Yorkshire al hacer evo–

luciones

y

de la rusticidad de su porte, no nada

marcial, cuando se presentaban armados de picas

y

mo quetes;

y

por tal modo, mientras los enemigos

de las libertades

y

de la religión de Inglaterra mi–

raban con repugnancia

y

basta con odio una fuerza

que no podía emplearse sin gran peligro contra la

libertad

y

la religión,

y

no dejaban pasar ninguna

oportunidad de poner en ridículo la campestre sol-