REVOLUCIÓ' DE INGLATERRA.
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Francia en tiempo de paz. El haber diario de cada
·soldad.o de la Guardia de Corps era de cuatro che–
lines; de dos con seis peniques el de los
Azules;
de
diez
y
ocho penique el de los dragones; de diez el de
lo guardias de infantería,
y
de ocho el de los de ·línea.
La disciplina estaba muy relajada,
en
razón á que,
como la ley común no rccouocia los consejos de gue-
na,
ni bacía diferencias en tiempo de paz entre sol–
dados
y
ciudadanos, ni se hubiera tampoco atrevido
el Gobierno á solicitar del Parlamento más adicto un
bitt
contra la insubordinación, el soldado que cometía
un atropello contra su coronel, sólo incmría en la
pena prevista por la ley común para esta clase de
faltas, siu que fuese posible castigarlo por negarse á
la obediencia, desertar
ó
dormirse haciendo centi–
nela. Cierto es que se impusieron pena militares du–
rante el reinado de Carlos II; pero también lo es que
los encargados de
aplicar~as
lo hicieron con mucha
templanza
y
de modo que no llamase la atención pú–
blica ni diese lug ar á que lleg·aran
á
entender los
tribunal es de ju ticia de Westminster-Hall en ning·u-
na querella.
Como se ve, no era posible que un, ejército seme·
jante fuese ocasionado
á
reducirá esclavitud cinco
millones de Ingle es; que apenas si habría sido eficaz
á reprimir una insurrección en Londres, de hacer cau–
.sa común con los rebeldes la Guardia ciudadana de la
city,
y
como tampoco debia el Monarca esperar soco:ro
de sus demás reinos si estallaba una lucha en el de
Inglaterra:, pues si bien existían otros establecimien–
to militares en Irlanda
y
Escocia, eran acaso insu–
ficientes
á
contener
á
los puritanos descontentos del
uno
y
á
los católicos descontentos del otro, no le que–
daba sino un recurso, llegado que fuera el conflicto,
á
saber: llamar en su auxilio lo seis magnificos regí-