REVOLUCIÓN DE ll\ GLATERRA .
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francés de Hortensia, hermoso mancebo cuya voz ha–
cía las delicias de los cortesanos de Whitehall, que
le recompensaban con numerosos presentes de ricos
vestidos, caballos y guineas, entonaba una canción
de amor (1). Una veintena de cortesanos, sentados
alrededor de una g ran mesa erizada de montes
efe
oro, jugaban á los naipes (2). Habíase ya quejado el
Rey de que no se sentía del todo bien; cenó sin
apetito, y su sueño fué intranquilo; pero á la mañana
siguiente madrug·ó como de costumbre. Aquella ma–
ñana era esperada con ansiedad por las opuestas fac–
ciones que dividían el Consejo. La lucha entre Halifax
y Rochéster parecía aproximarse
á
su t érmino. No
contento Halifax con haber hecho salir
á
su rival de
la Tesorerí a, habíase propuesto acusarle y demostrar
que era tal su criminalidad ó neg·Iigencia en el ma–
n ejo de los caudales, que debería sin duda de casti–
gársele privándole para siempre de todo el!lpleo pú–
blico; y aun se susurraba que el Lord Presidente
sería enviado tal vez á la Torre. Había prometido el
Rey tomar cartas en el asunto, y se había fijado el 2
de febrero para la información. Varios oficiales de
Hacienda habían recibido orden de.estar prontos con
sus·Ii bros para comparecer ante el Consejo (3). Mas la
fortuna preparaba uno de sus frecuentes cambios.
Apenas babia dejado Carlos el lecho, advirtieron
s us criados que tenía el rostro demudado y que pare–
cía desvariar. Alg unos individuos de la nobleza asis-
(1)
Evelyn•s,
Diary,
enero
28, 1684-5;
Saint Evremond.
Cart a
á
D~ry.
(2)
Evelyn·s,
Diary,
feb. 4, 1684-5.
(3) Roger Nort.h:
Life o{
Sir
Dudley North,
11(.;
El verdadero
patrioea vindicado,
6
justi{icactdn de
Su
Excelen cia el C. de
R. ;
Bur–
net,
1,
6\15. Los
Libros
del
reaoro
prueban que Burnet tenía buena
inteligencia.