REVOLUCIÓN DE INGLATERRA.
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XLVI.
CONOCIMIE TOS LITERARIOS DE LOS HOIIIBRES.
Menos
sólidos
y profun dos que lo fueron en tiem–
pos anteriores y posteriores á la época de que trata –
mos , parece haber sido entonces los conocimientos li–
terarios aun entre los claros varones de aquella gene–
ración; pues r elativamente
al
grado de prosperidad
que alcanzó en Ing laterra el estudio del g rieg·o antes
de la g uerra civil y mucho después de la Revolución ,
estuvo en relativa decadencia bajo Carlos U. Pero, si
bien no faltaban eruditos familiarizados con la litera–
tura helénica, fuerza era buscarlos y sólo se hallaban,
con muy contadas excepciones , en el clero universi–
tario ; mas, sobre ser pocos en número, aun en las au–
las, carecían de crédito y prestig io . Y como en Cam–
bridge no se creía necesario que los teólogos pudie–
ran leer los Evangelios en el texto original, y Oxford
estaba en este punto casi al nivel académico de Cam–
bridge (1 ), aconteció, siendo rey de la Gran Bretaña
Guillermo III, que al defender unánimes las aulas de
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la exactitud y autenticidad de las epís–
tolas de Phalaris, con gozar á la sazón tan célebre
colegio fama de ser asiento principal de la cien cia
ftlosófica en el país, no pudo hacer alarde siquiera
del caudal de conocimientos en lengua g riega que
(1) R. North dice que su hermano Juan , que era profesor de
griego en Cambridg e, se quejaba con amarg ura de la indiferencia
del clero hacia el estudio de esta leng ua.