REVOLUCION DE INGLATERRA.
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ción sólo conoce por los libro , infestaban lo
cami–
nos más concurridos. Las graneles extensiones de
terreno sin cultivar que, ya cerca de Londres, atrave-
aban las carretera más importante , eran genera l–
mente los
itios preferido de los altcauore . Houns–
low H athcn la gran carretera del Oeste,
y
Fincblcy
ommon en la del
'ort , eran tal vez los sitios más
c l brado por us hazañas. Los estudiantes de
am–
bridg·e temblaban al aproximarse, aunque fuera en
pleno día,
á
la selva de Epping·. Los marineros, que
acababan ele percibir sus haberes en el arsenal de
'hatham, e
cían con frecuencia obl igados
á
en–
tregar la bolsa en Gadsbill, muy celebrado unos cien
años antes por el má
grant.Lede nue tro poetas, que
lo habia convertido e
n teatro de las hazañas ele Poins y
Fa! taff. La justicia no sabía cómo lu har con los ban–
dido . En una oca ión an unciaba la
Gaceta
que varias
p r onas el
las que se tenían vehementes o pechas,
rian
xpu
ta al público, en
wgat , en traje de
montar. u cab llos tambi n se n cñarían,
y
se in–
vitaba
á
todas la por onas que babíau
ido robadas
á
a,i ·tir
á
tan singular cxpo ición
P.Ori conocían
ti
alguno lle lo ·
upue to
bandido . Otra v z se
ofr ció
l
perdón, públicamente,
á
un ladrón, con tal
que dcvolvi ra uno diamante de inm n o valor de
qu
babia apod ·rado al robar el coche de harwich·
Po o tiC'mpo d pu
apa reció una nueva
ircular,
n la qu
ad
rtía
á
lo po aderos que e taban bajo
la C'
tr<' ha vig·ilan ia d 1Gobierno. u criminal con–
niv
'U
it\,
d cía la circulai', permitía
á
lo bandido
infe tar lo
amino
on toda impunidad.
Y
que e tas
o pe hn no car cían de fundamento ,
prueba con
lo. r lato qu
1 arr p ntimi nto in piraba á algu–
bandido momento ant s de moril-, quieue ,
á
lo
par
, hablan r
ibido de lo po, adero .er vicio