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tuada en el la,go Titicaca. Cumplida su
condena, fué conducido al Cuzco. El virrey
le propuso incorporarlo al ejército español;
pero
el
joven oficial se negó
rotundame~te
a servir contra los intereses de su patna.
En castigo, fué destinado al
regim~ento
de
la "Guardia", como último soldado, de don–
de desertó, para incorporarse nuevamente
a las tropas de Lanza, a cuyo lado continuó
luchando por la independencia. Derrotados
los realistas en Ayacucho, el general Lan–
za ocupó la ciudad de La Paz y comisionó
a Ballivián para saludar, en Puno, en nom–
bre de los guerrilleros de Ayopaya, al
Gran Mariscal Sucre. El noble vencedor de
Ayacucho, enterado ya de las hazañas del
joven Ballivián, le confirió el grado de ca–
pitán (febrero de 1825).
En la República, Ballivián fué incorpo·
rado al ejército nacional, considerándosele
uno de sus fundadores. Tomó parte en el
combate de San Roque, contra las tropas
colombianas que se sublevaron en La Paz
(diciembre de 1827), acto que le valió el
ascenso al grado de sargento mayor, otor–
gado por Sucre.
Comandaba el Batallón No:> 2, en Viacha,
cuando se produjo el motín del 18 de abril
de 1828. Al tener noticia de este suceso,
Ballivián tomó dos compañías de su bata–
llón y fué a ponerse a órdenes del Mariscal,
"recorriendo en seis días la distancia de
cien leguas que hay entre Viacha y la capi–
tal Chuquisaca, hazaña por la cual
fu~
con–
decorado con la medalla "Busto del Liber–
tador".
Hizo la campaña contra la primera inva·
sión que realizara el ejército del Perú a raíz
dd motín de Chuquisaca, después de la cual
pasó a comandar el Batallón N
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1, con el
grado de teniente coronel. Casi al mismo
tiempo, prodújose la sublevación del gene–
ral realista Aguilera, en Chiquitos. Balli–
vián marchó con la división expedicionaria
que fué a debelar aquella última manifes–
tación realista. A su vuelta, el general Pe–
dro Blanco le separó del mando de su ba–
tallón, ordenándole marchar a Tarija "co-
T. ll.
mo jefe suelto". Dolido por la injusticia,
Ballivián, de acuerdo con los coroneles Ar·
maza y Vera, sublevó a su tropa
y
apresó al
presidente Blanco y al vicepresidente, ge–
neral Loaiza.
En 1830, cuando era edecán del pr·esi·
dente Santa Cruz, contrajo matrimonio con
la señorita Mercedes Coll, dama paceña de
ascendencia española. De este matrimonio
nació Adolfo, quien ll::garía a ser presiden–
te de Bolivia.
En 1832, como representante nacional
por La Paz, presidió las sesiones de la cá–
mara de Diputados, con brillo y ecuanimi–
dad. Iniciadas las campañas de la Confe–
deración, marchó al Perú, donde combatió
bizarramente en las batallas de Yanacocha
y Socabaya, después de haber ostentado ex·
traordinario heroísmo en la acción de Uchu–
mayo, como jefe de la vanguardia bolivia–
na. Como premio por tales hazañas fué
ascendido al grado de general de brigada,
con el título de "valiente entre los valien–
tes", y pocos meses después, al de general
de división (abril de 1836).
Concluída la primera campaña, llevó a
Bolivia las banderas tomadas en Socabaya,
pasando luego a ejercer las funciones de
Comandante General de los departamentos
de Puno, Tacna, La Paz y Oruro.
En junio del año 36, concurrió al Con–
greso reunido en el pueblo de Tapacarí, en
el cual se consideraron los actos de Santa
Cruz y se autorizó la Confederación de Bo–
livia con el Perú. Llamado a Lima, debía
hacerse cargo del comando de una división
del ejército y cuando trasladaba su familia
al puerto de Arica en la fragata "Confede–
ración", fué ésta capturada por fuerzas chi–
lenas, tomado preso Ballivián y conducido
a Valparaíso. Pero al siguiente día d·e su
arribo a este puerto, burló la vigilancia de
sus guardas y se asiló en un buque de han·
dera francesa. Para tomar un barco balle–
nero que lo dejase en la costa, sort::ó la es–
tricta guardia chilena haciéndose encerrar
en un barril de aceite. Así pudo volver al
país.
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