Se ignora donde se halla el resto, o sea
las actas capitulares correspondientes a un
período de 260 años, entre 1563 y 1823 y
tampoco se sabe si los documentos figuran
en los archivos del Cabildo de Buenos Aires,
en el histórico edificio de la plaza 25 de
Mayo, que ha reproducido la arquitectura
n·encias, sea en los asuntos de simple rutina
o en los acontecimientos extraordinarios que
periódicamente conmovían a la población;
de ahí que documentar la historia del Ca–
bildo en la vida civil, sQcial, política, eco–
nómica, religiosa y militar ·es hoy una tarea
más que· deductiva racionalista.
El príncipe de Gales es recibido en la Municipalidad de La Paz.
colonial, en los archivos de Sevilla, de Si–
mancas o del antiguo virreinato de Lima;
menos se ha comprobado que un señor La–
rrea, de Quito, posee, como afirma Loza,
copias fotostáticas de dichas actas, búsque–
da que debe seguir patrocinando la muni–
cipalidad de La .Paz, a fin de completar el
material documentaría de esas deliberacio–
nes.
El Dr. León M. Loza, escritor muy do·
cumentado, publicó en 1937 un volumen
que contiene el texto de las actas capitula–
res en las dos épocas mencionadas; pero el
resto, precisamente lo más importante, se
ha perdido y no se tiene I1oticia de si existe
o ha sido destruído, habiéndose malogrado
así la oportunidad de compulsar los docu–
mentos en que se halla refl.ejado el espíritu
cabildante pre-revolucionario, porque ya se
sabe que antaño prolijos escribanos trasun–
taban minuciosamente los discursos y ocu-
En la interesante aunque fragmentaria re–
copilación de las actas capitulares del Ca–
bildo
p~eño,
que ha publicado el _citado
autor,· se aprecia con qué persistencia ha
tomado conocimi·ento y debatido asuntos de
verdadero interés., desde los meros aspec–
tos urbanos hasta complejos problemas so–
ciales y políticos que culminaron en el
vértice de la revolución de julio. Lástima
y grande, que han de lamentar los inves–
tigadores en fuentes históricas, es que fal–
ten las actas capitulares correspondientes a
los años de mayor emoción y entereza que
confrontó
-el
Cabildo, como el alzamiento
de los indios al mando de Tupac Catari y
Bartolina Sisa, el asedio de la ciudad y
los sucesos anteriores y posteriores a la re–
volución de julio; cuadros fulgurantes del
indomable espíritu paceño, con cuyos irre–
cusables t·estimonios documentales. se hu–
biera podido refirmar la convicción de que
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