Instituto Normal Superior, en propio y
magnífico edificio. Se creó un grupo es–
colar modelo y fueron contratados profe–
sores eminentes.
El año 1917 se acordó llevar una línea
de tranvías al Cementerio General y otra
a
Sopocachi. El mismo año fueron cambiados
los nombres de algunas calles: la Recoleta,
se llamó
Chuquisaca;
la Merced,
Clemente
Diez de Medina;
la Tuiche,
General Ramón
Gonziílez;
la Plaza d·e la Ley,
Obispo
Bo~que;
la calle comprendida entre la escalera
del Prado y la calle Federico Zuazo,
Ave–
nida Tiahuanacu
y otras.
Agitada como pocas, terminó su segunda
presidencia el general Ismael Montes. Lo
mucho que hizo en el orden del progreso
material, de pronto no se veía ni s·e aprecia–
ba. Resaltaba su excesiva energía, lindante
con la dureza.
En las elecciones salió triunfante José
Gutiérrez Guerra,' derrotando a José María
Escalier. Para la transmisión del mando,
llegaron misiones especiales del extranjero,
y se dió, con est:e motivo, realce brillante
al suceso. El primer obstáculo que confron–
tó el nuevo mandatario fué la misteriosa
muerte del general José Manuel Pando. El
cadáver, encontrado en uno de los barran–
cos del
Kenko,
puso nuevas armas en manos
de la oposición, y conmovió al pueblo, que
amaba a su viejo caudillo. La muerte del
vencedor de
Cruceros,
dividió a los hombres
y preparó a los políticos y a los periodistas
para librar una larga y recrudecida bataila
de acusaciones y violencias.
Haciendo subir de pronto las pasiones,
circuló la noticia de la acusación formula–
da en el Parlamento al ex-presidente Mon–
tes, por "violación de las garantías indi–
viduales, infracción del texto expreso de la
Constitución y las ley·es, malversación de
fondos públicos y más gastos de los presu–
puestos". Esta novedad bordeaba el escán–
dalo y encontraba receptáculo en los arte–
sanos, cuyas tendencias políticas solían
afirmarse en sólidas convicciones.
El 5 de diciembr·e de 1917, hizo Montes
su defensa ostentando orgullo y grandeza,
que le colocaban por encima de las miserias
de la politiquería, y concluyó con su frase
"piso y paso", repitiendo la que pronuncia–
ra Mariano Baptista. Pero aquel drama no
sólo se d·esarrollaba en el hemiciclo del
parlamento. En la plaza, la parte popular
de la oposición, vitoreaba a la Unión Repu–
blicana y enfrentaba a la policía. La im–
potencia oficial hizo lo que nunca la debi–
lidad deja de hacer: disparó sus armas. Y
desde ese momento comenzó a caer
d
libe–
ralismo. Había firmado su derrumbe.
Las torrenciales lluvias de 1917 daña–
ron las cosechas. Esta dificultad, sumada a
la precaria condición de la economía del
país, que no aprovechó las circunstancias
para obtener ventajas en la exportación de
sus minerales, suscitó alarmante escasez de
alimentos.
Mientras el pueblo discurría sacudido
por instancias conmovedoras, se empezaba
.a considerar indispensable la construcción
de una Avenida Central entre las calles
Loayza y Bueno; aprobábase la construc–
ción de una línea de tranvías a Miraflores,
que sería entregada al servicio recién el 14
de julio de 1921; proyectábanse mercados
seccionales; poníase en ejecución un plano
de urbanización de Miraflores. En el mes
de febrero de 1920, se resolvió la construc–
ción del alcantarillado. por la firma Ulen
Contracting Corporation, en La Paz, Obra–
jes y Cochabamba, debiendo pagársele en
bonos que serían redimidos _en plazos.
CENTENARIO DE BOUVIA
El 12 de julio de 1920, dejaba de ser
presidente José Gutiérrez Guerra. En su
reemplazo se formó una Junta de Gobier–
no compuesta por Bautista Saavedra, José
María Escalier y José Manuel Ramírez.
Desde el momento de subir al poder, la
Unión Republicana dejaba de ser umon
para dividirse en dos bandos irreconci–
liables.
El 4 de julio de 1921, sin que se hubie-
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