transformándose en una industria,
inte"resa.~
ha a lectores, era ya vendido en las calles y
pretendía servir intereses generales, aban–
donando los pequeños círculos en medio
de cuyo calor había nacido.
El 3 de febrero de 1901 se inauguró el
monumento a Sucre. Como homenaje a la
contribución venezolana en la lucha por la
emancipación, la plaza Murillo fué bauti–
zada con "Venezuela". Y la plaza 16 de
Julio llevó el nombre de Murillo.
.El presupuesto comunal era de bolivia–
nos 467.419,30. Hay que desandar en los
años y calcular que el edificio del munici–
pio estaba tasado en Bs. 60.000; el teatro
Municipal en 260.000; poseía en bienes in–
muebles 894.700, y en propiedades rústi–
cas 332.000.
Se adquirió, en 1902, una peq'ueija ma–
quinaria "Decauville" con 1.000 metros de
ri-eles, para el transporte de materiales de
construcción y de reparaciones de las obras
públicas. Los carritos comenzaron a trasla–
dar piedras de la cantera de Purapura. El
valor del
decovil
fué de 5.500 bolivianos
y dió, por ventas y traslados de materiales,
8.000 en el año. Con motivo de los trabajos
realizados -en los puentes, el ingeniero Ar–
turo Weir levantó un ·plano general del cur–
so del Choqueyapu; el ingeniero
J.
Basti–
des, el de la ciudad; el ingeniero Emilio
Caussin, el del asiento mineral Chuquiagui–
llo y Obrajes, y el ingeniero Henry, un pla–
no hidrográfico.
Un censo general efectuado por las ofi–
cinas administrativas, dió a La Paz sólo
33.180 habitantes. La comisión, apartada
de las instrucciones precisas, no hizo dife–
rencias de sexos. El censo de 1879 había
arrojado 44.680 habitantes. Con la dife–
rencia a la vista, los comisionados coloca–
ron los siguientes números a la población:
54.713, en un propósito de rectificar sus
propios yerros. Como no se podía creer en
la primera conclusión ni en el cálculo se–
gundo, se autorizó a la municipalidad para
que efectuara un nuevo censo.
El progreso, con todo, no era todavía
T. 11.
intenso. El 31 de mayo de 1903, se en–
tregó provisionalmente al tráfico público
hasta el kilómetro 83 del ferrocarril de
Guaqui a La Paz y luego hasta El Alto. En
el Teatro Municipal se colocaron decoracio–
nes pintadas por el artista Pompilio Bar–
bery.
Paralela a la empeñosa obra municipal
de transformación de la ciudad, presentába–
se un interés multiplicado por las construc–
ciones particulares. La antigua zona india
de San Pedro, convertida en la Nueva La
Paz, poblábase, así como Sopocachi deja–
ba de ser un "valle".
Era la hora de la expansión d-el estaño,
de la fiebre de peticiones mineras y del tra–
bajo en las estradas gomeras. El auge de las
minas y el abandono d·e la plata daban sen–
sación de una bonanza aparecida con signos
promisorios. Pero también era el momen–
to de la formación de sociedades industria–
les, de la construcción de ferrocarriles y
de la venida de empr-esas particulares. "La
Urbana", sociedad peruana de seguros, es–
tablecía una sucursal en La Paz. Otras em–
presas extranjeras miraban a Bolivia como
un país propicio para ampliar sus activi–
dades.
El gobierno había cumplido su mandato
en medio de probl-emas graves. Se convocó
a elecciones, y éstas fueron el reflejo de la
voluntad nacional. El12 de agosto de 1904,
se proclamó a don Ismael Montes Presiden–
te de la República, en la primera sucesión
del ciclo liberal, al cual se le presentaban
circunstancias favorables para realizar una
fecunda tarea administrativa.
Correspondió al general Montes liquidar
las consecuencias de la guerra del Pacífico,
suscribiendo el tratado de 20 de octubre de
1904, con el que se clausuraba la expecta–
tiva boliviana de tener una salida propia al
mar. Recibió el país 300.000 libras ester–
linas para obras ferroviarias.
El gobierno del general Montes fué cons–
tructivo, lleno de inciativas y, al mismo
tiempo, enérgico. Dejémosle gobernando,
y
veamos la ciudad. Se han instalado dispen-
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