las medidas aconsejadas por las circuns–
tancias, conforme a las facultades que le
otorgaba la Constitución. Una ,ba,rra cohe–
sionada y brava aplaudía o interfería a los
oradores. El acto era un sondeo pr·eliminar,
una preparación del terreno para la belige–
rancia pronta a estallar. La 1·epresentación
chuquisaqueña presentó, el
31
de octubre,
el proyecto de ley de radicatoria del Ejecu–
tivo en Sucre. La del Norte mocionó en–
t<mces que el Congreso se reuniera en una
ciu'dad neutral para resolver la fijación de
la capital, libre de la presión y de los in–
tereses regionales. El
12
de noviembre, el
diputado Pedro Kramer presentó, a nombre
de la repres-entación paceña, un proyecto
de ley pal"a reformar la organización polí–
tica en una federación de departamentos, en
vez del unitario centralismo existente. No
&e esperaba esta reacción. De inmediato,
sin análisis, se presentó la oposición, aun–
que la iniciativa pasara a las comisiones del
Congreso.
Los representantes paceños habían tenido
informada a la municipalidad sobre el cur–
so de los acontecimientos. Se r·eunió en La
Paz un comicio -hemos visto a través de
estas páginas que los comicios paceños fue–
ron irrectificables 'definidores de hechos-,
y después de los discursos, en medio del en–
tusiasmo, se resolvió adoptar la bandera de
la federación. Síntesis de este pronuncia–
miento popular fué el ·siguiente telegrama
a Sucr.e:
"Dirigirse a sus representantes en
el Congreso para que interpretando la vo–
luntad y anhelo de La Paz, que son también
los de toda
la
República, se sirvan someter
ante las Cámarr¡,s legislativas un proyecto
de reforma
de
la Constitución en el sentido
de organizar el gobierno de Bolivia, bajo el
régimen Federal".
La fecha: 6 de noviem-
bre.
.
El
12
se organizó el Comité Federal con
los señores Fernando
E.
Guachalla, Heri–
berto Gutiérrez, Sixto López Ballesteros y
Julio César Valdez. Ocupó el salón del
Loreto.
En vano un diputado de Cochabamba,
trató de detener en Sucre el desenlace de la
lucha, pidiendo que los proyectos -de
radicatoria y federación- fueran aplazados
por un año. Aprobada la ley, quedaba el
recurso del veto. No se produjo.
Los representantes paceños, después de
haberse empeñado por detener la ley, aban–
donaron el congreso para regresar al Norte.
Renunciaron también los ministros paceños.
Era el 25 de noviembre. En el trayecto re–
cibían ardientes adhesiones y votos de sim–
patía. Cuando se acercaban a La
Pa~,
una
multitud compacta, resuelta, salió a reci–
birlos. Esta presencia popular era funda–
mental para el futuro de la lucha que esta–
ba planteándose.
El 6 de diciembre, la repres-entación pa–
ceña y el Comité Federal enviaron un
tel~grama al presidente Alonso pidiendo la
inmediata reunión de un congreso extraor–
dinario, para resolver el proyectado cambio
de sistema de gobierno. La respuesta fué el
estado de sitio para La Paz. Y a esto se
agregó un hecho: Severo Fernández Alonso,
conv-ertido en Capitán General del Ejército,
ordenó la marcha de las fuerzas armadas
sobre el Norte, en campaña. Equivalía, en
otros términos, a declarar la guerra a un
Departamento. Ése fué también el concepto
generalizado en Sucre: acallar al Norte con
el ejército.
La Paz, agitada, quedaba en atenta ex–
pectativa de los sucesos. Con la noticia de la
salida del ejército de Sucre, acepto el reto.
El
12
de diciembre echó a rodar la parte
material, objetiva, de la revolución: orga–
nizóse el gobierno federal, el cual, en su
primer decreto, dijo: "En ob-edecimiento al
mandato popular, se constituye una Junta
de Gobierno, compuesta de los suscritos y
el coronel José Manuel Pando, con todas
las facultades anexas al Poder Ejecutivo.
Nómbrase Secretario General al doctor
Fernando
E.
Guachalla y general en Jefe
del Ejército al señor coronel don Eliodoro
Camacho. Los empleados civiles y militares
continuárán en el desempeño de sus respec-
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