sarios de oculística, centros de vacunación,
consultorio de odontología
y
una botica
municipal. El servicio de coches ha aumen–
tado y los aurigas son matriculados; las
vivanderas también deben matricularse
y
llevar un mandil blanco. Fueron clausura–
dos los panteones particulares, que seguían
tividad, ordenó que el margen del malecón
de Challapampa, desde la plazoleta de la
calle Comercio hasta la estación del ferro–
carril, se llamara avenida "Isma-el Montes".
El pueblo tenía un nuevo mercado,. el de
San Francisco, entregado en 1906. Se pro–
yectaba construir otro con el nombre de
El general José Manuel Pando con su Gabinete
y
el cuerpo de edecanes del palacio de Gobierno.
subsistiendo, a pesar de disposiciones en
contrario. .Se reglamentó la fabricación de
bebidas y alimentos. Fué fundado el Ateneo
Boliviano, siendo su presidente don Daniel
Sánchez Bustamante. La libra esterlina te–
nía un cambio de 12.50 bolivianos, pero la
gente prefería la moneda papel; admitía
el oro sellado con resistencia.
Se firmó un nuevo contrato entre la Mu–
nicipalidad y la empresa de luz eléctrica
para mejorar el alumbrado público y para
la construcción de una línea de tranvías, y
otro contrato para la fundición de un mo–
numento conmemorativo del 16 de Julio de
1809, que será colocado en el primer cen–
tenario de aquella jornada precursora.
La comuna aplaudió al presidente Montes
por el empeño demostrado en la construc–
ción de ferrocarriles. Ampliando esta ac-
Central, y en los proyectos figuraba tam–
bién un hospital general. Los trabajos de la
catedral, varias veces paraliz.ados, se reini–
ciaban.
La antigua vida, que terminaba después
de las 6 de la tarde, sufrió transformacio–
nes. El alumbrado p'úblico contribuyó a este
resultado, como contribuían las
sal~s
de: es–
pectáculos. En el Teatro Municipal, los con–
ciertos se eslabonaban, mientras el gusto
por ellos iba en aumento. Actuaba también
la Compañía Dramática Paceña, ofreciendo
funciones sobre libretos de autores naciona–
les y extranj-eros. Permanentemente se
abrían tres salas de cinematógrafo: el Pa–
rís, el Iris y el Valenti.
La antigua ciudad había cambiado, im–
pulsada por industrias nuevas, con un co–
mercio acrecido y el destierro del transporte
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