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ciudad altoperuana que agrupó en su seno

a los artesanos de iniciativa, a los arrieros

y traficantes, a los pequeños industriales

que elaboraban el chocolate, las velas y los

cigarrillos, a los que exportaban la coca,

las chalonas y los productos agrícolas, con–

virtiéndose así, en el orden comercial, en

El antiguo Loreto de La Paz.

el Gran Tambo del Alto Perú, centro de in–

tercambio y agitación comercial.

Y ahí está La Paz, colonial, en vísperas

del -estallido revolucionario de 1809, cin–

celada por los siglos, pintoresca, llena de

color y toda cubierta por el brillo incom–

parable de la Historia, preparando en la

entraña del pueblo esencias de tradición y

de un porvenir cada vez más venturoso, co–

mo dice Otero, en su

Vida Social del Co–

loniaje.

LA PAZ, CUNA DE LA REVOLUCióN LIBERTARIA

AMERICANA

CAUSAS DE

LA

REVOLUCIÓN. Algunas

de las causas de la revolución por la li–

bertad de América y de la guerra que, por

15 años, asoló el territorio altoperuano,

han sido expuestas al tratar de· las insurrec–

ciones indígenas; pero es conveniente am–

pliar el concepto.

Todo suceso histórico obedece a un orden

de ideas y opiniones, a un concurso com–

binado de circunstancias que se condicio–

nan; serie no interrumpida ·de causas co–

existentes o sucesivas, que se explican por

otra. Hay también una causa generadora

que ordena y combina; principios que ger–

minan con el .tiempo, al calor de una preo–

cupación; hechos contingentes que pasan

desapercibidos porque la causa no sale a la

superficie, pero que van adquiriendo y

arraigando más en la conciencia y en el

cuerpo social. Y fué éste, cabalmente, el fe–

nómeno físico y psicológico que se verifi–

caba en las colonias americanas.

Si

la invasión napoleónica produjo en la

península "profunda perturbación", divi–

sión en los' ánimos y en las juntas españolas,

haciendo sentir sus consecuencias en Amé–

rica, mucho más con las pretensiones con–

tradictorias de Carlos

IV,

del Consejo de

la Regencia y de José Bonaparte, no fué,

con todo, la causa eficiente; pero sí la oca–

sional o la inmediata de la revolución de

1809, que halla sus orígenes en el espíritu

democrático y en la misma constitución

social de la Colonia.

Desde los primeros tiempos que siguieron

a la conquista, la lucha entre los colonos

españoles creó un estado permanente de

turbulencia y rebelión, que dió por resul–

tado la resistencia a las órdenes emanadas

del soberano y de sus representantes en

América. Ahí se revelaba, desde luego, un

Edificio del primer Cabildo de La Paz, forma la esquina

entre la calle América (antigua Plaza de los indios)

y

la Plaza Alonso de Mendoza (plaza de los españoles l .

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