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Cádiz, que, sustituyendo a la Junta Centtal,

había derogado las ordenanzas de 1809 so–

bre libertad de comercio. El Ayuntamiento

se declaró en junta supr·ema y desterró de

Cartagena al virrey de Nueva Granada,

acusándole del crimen d·e alta traición,

consistente en la entrega a José Bonaparte

de la América española.

Primer trmplo edificado por los españoles después de

fundar La Paz. Al principiq, bajo la advocación de San

Pedro, se llamó después San Sebastián. Su extenso atrio

era el primer cementerio para los españoles. El templo,

ocupado e incendiado por los indios sublevados en 1781,

fué reedificado tal como ahora se encuentra.

Interesa hacer una rápida r·eseña del mo–

vimiento de julio. No con el ánimo de re–

tornar a la pueril discusión sobre priorida–

des en la gesta de la emancipación, aspecto

descartado ya en definitiva, porque no trae

provecho alguno y porque las glorias regio–

nales pertenecen a todo el país y aún al

Continente entero; sino porque en la Mono–

grafía Histórica de

La

Paz, necesariamente

hay que abrir página a cada una de las

fechas de trascendencia en el tiempo y por-

que hay que perpetuar éstas en la memoria

del pueblo.

Graves desórdenes se habían producido

en la ciudad de La Paz, desde algún tiem–

po antes de la revolución d·el 16 de julio;

así, la sublevación de los hermanos Con–

treras, la de don Antonio Gallardo y otras

de menor importancia; empero ninguna

tuvo el carácter serio de aquélla, ni acarreó

consecuencias tan trascendentales. Fué me–

nester ingresar al siglo XIX para encon–

trarse al frente de un desafío franco, audaz,

resuelto al gobierno colonial, con todas las

manifestaciones de una guerra declarada.

PEDRO DoMINGO MuRILLO. El perso–

naje central en el grandioso escenario de

la Revolución, es don Pedro Domingo Mu–

rillo. A él y sus compañeros les corres–

ponde la gloria de haber sido los primeros

en ofrendar su vida en aras de Ja libertad.

Don Pedro Domingo Murillo nació el 29

de junio de 1757, siendo sus padres Juan

Murillo Mena Salazar, y doña María Aseen–

cía Carrasco. Muy niño, fué enviado a la

Universidad de Cuzco, donde hizo sus estu–

dios con resultados satisfactorios, pues

poseía un talento muy claro. Pero sin que

se sepa por qué razones, no llegó a docto–

rarse. Con el propósito de reunir rápida–

mente fondos para el objetivo que ya aca–

riciaba en su ment·e, se dedicó a la minería,

trabajando en Chiani y Chuquiaguillo. Des–

pués s·e retiró a Yungas, donde contrajo

Una de las casas más antiguas en Churupampa, sobre

la plaza "Alonso de Mendoza".

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