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JULIAN $ANTISTEBAN OCHOA
fruto selecto del
choqu~
de dos razas, de dos culturas
y
de dos mundos dife–
rentes que, ;en conjunción feliz, venían a formar en la América
~a
nueva
y
grande nacionalidad. El niño mestizo pasó su infancia en medio ale1 boato
Y magnificencia de
la
casa de su padre, más tarde Corrégidor del Cusca, due–
ño de
~pxtensa:s
y ricas encom,iendas
y
comprOmetido en casi todas las revuel–
tas y guerras civiles que_asolaron el· Fe¡ú recten fundado, que iban impre–
sionando profundamente su alma infantil, al ·par que veía con asombro, jun–
to a todos
los \ ind~o,s
y mestizos, como se procreban las nuevas especies
ai::ü–
males, como el caballo, la vaca,· etc., y cómo se desarrollaba el trigo, la ce–
bada, la vid y las, nue-vas fl.ores y
_f~utos,
cambiándose ante su vrsta todavía
ing~nua
la raza humana, la fauna
y
la flo:ra e infwldiendo en él un psiquismo
espe'cial,
~aracterístico
e' inconfundible, a la par' que d<?spué¡g de
hab~
lac–
tado la leche india de su madre, Incás, apus, orejones, pallas y ñust'as de la
opaca.da,noble~a
imperial del Kossko vencido, entre los que recordamos a Inca .
Kusi Wallpa, a FranCisco Wallpa Tupaj, su tío; a su
tíCl;
1~
palla Añas Kollke,
a Chauka Rimachi y Juan Pechuta; en las misterlosas veladas de las noches
cusqueñas, al pálido resplandor de la 'iuna o "matna killa", sobre -las todavía
enhiestos muros
inc~sicos,
cantábanle ora alegres y orgullosos el
esplen~or
del Imperio del Cusca, .c;>rá 'h\istes y nostálgicos: la destrucción de lo suyo,
exclamando "trocósen_os el reihar en vasallaje'.', en el dulce y tierno idioma
nativo; interrumpién8.ose a veces estas religios-as vel-adas por el _ligero
y
ronco trotar de lós corceles españoles, el piafar de los caballos
y
¡;¡l sonar
. de
l~s
éornetas y chirimías que llamaban a la 9-uerra, en )a que, nuesti:o mes–
' tidJlo, con ardiente sangre en
1
las venas;, "jugába" también a los combates
'y
a)'l4daba presto
y
ligero a los
revo~tc;>so;>.
He aquí el escenario donde se for-
jÓ
un hombre nuevo.
-
.
P~ro
a' Garcilaso desde temprano
h,~sta
el fin de su vida esperábanle
hondas y graves ·tragedias; niño todavía
y 1 ~studiando
latinidad al cuidado
y
dirección
Cl.elCanónigo Juan de Cuéllar, junto a <¡>tras precoces mestizos como
.él, su padre, el orgulloso Corregidor, desairaba a la india su
madr~ 'por
casar–
se con dofla Luisa Marte!, de prosapia e influencia netamente castellana-s; el
amor'
fu~
postergado ante la· conveniencia matrímÓnial y nuestro futuro cro–
nista, con lágrimas en los ojos, ,ve aléiarse a su madre de la casa solariega para
~asarse
r;nás tard? con un oscuro individuo llam·ado Juan de
P~droche.
Pero
don Sebastián, amó .entrañablemente y con preferencia a-l fruto primero de
sus sinceros amores peruanos, tE?éonoció en él un talento natural, privilegiado
y especial,
y
es así como
ei
3 de marzo de
1559,
feaha en que hizo testamen–
to ante
e~
escriba,no de S. M. don Francisco
~e Ba~riel}to~
(descubjerto por
el
padTe Mo.lano y el que esto escribe en
l939),
deja a su hijo Gómez S_uárez
de Figueroa -4,000 pesos_de oro para que vaya a España a
estudiar:
recono-
cienclo con esto las grandes dotes intelectuales de su hijo.
_
El joven
y
futuro cronista viajó gran parte del Perú, conociéndolp y como
consecuencia -amá:q.dolo; él mi-smo nos dice: que estuvo ''en los últimos térmi–
nos de Los Charcas, que
SO!)
los Chichas'/ (actuales -límites bolivi.a;n,o-argenii-
..
'
-
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