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-7

propia responsabilidad,

d

verdadero sentimienh th·l hien

co–

mún. De la fuerza elemental de Ja masa, hábilrnent<' manfja–

da y- usada, puede también servir!'e el Estnd o ; en );:is manos

ambiciosas de uno solo o de mu chus agrup 11 rlo" artifici ri )men–

te por tendencias egoístas, puede el mismo Es tado. con el npo–

y o de la masa r educida a no ser más que una simple máquina,

imponer su

a1

bitri o a Ja parte mej or del verdadero puebk;

a sí el ioti•rés común qued a gravemente' herido y por mucho

ti empo,

y

la herida es muchas veces clifícilmente curable.

Con lo dicho parece cl;..ra otra conclusión: la masa-co–

mo Nos la acah:amos de d .: finir - r!" la enemiga (•a p ita), de

l¡a

/

verdadera demoeracia y de su idea l de liber ta d y de igual··

dad.

En un pueblo di'gno de tal nombre, el ciu rlarlan o siente en

!"Í

mi smo la conciencia de su pen•nnaliclHd . de

SU !"

deb eres y de

sus derechqs, de s u libert::id unida <1l

re s peto de la libe r tad y

de la

di~nidad

de los c:lemás. En un p 11 ebl o dign o ri e tal n nm–

bre todas las desiguald a des que prnce rl en no del a rbitrio, sino

de la naturalez• misma de las CO!'as, désigualdades de culturn,

de bienes, de posici_ón social - sin meno :::ca bo, por su puesto,

de la just·icia

y

de la caridad mutua -no

!"'<'>n

de ningutrn mH–

nera obstáculo a

lrt

existencila y al predc1minio

el e un Huténti–

co espíritu de comunidad y de fraternidad. Más aún,

e ~ as

ciesi~u aldades,

lejos de lesi o na r en ma nera a lguna l FI igu a ldad

civil, le dan su significado legítimo, ei:; decir, que ante el Esta–

do cada uno tiene el derecho de vivir honrad a mente su exis–

tencia penonal, en el pue:;: to y condiciones en que los desig–

nios

y

la disposición de la

Provicl e nci ~

lo han c. olocado .

Como antítesis de este cuaclro del

idel'll dt mocrático d<'

li–

bertad y de igualctad en un puehlo gobern;:ido por manos ho–

nestas y próvidas, ¡qué espectáculo presertta

t~n

Est a do demo.

crático dejado al arbitrio de la ma . a! La libertad, de deber

moral de la persona, se

transforma en pretensi ñn tiránica de

desahogar libremente los impulsos y apttitQ!l humanos con

daño de los demás. La igua ld ad degenera. en hivelación mecá –

nica, en uniformidad monqcroma, v sentim,iento fiel vedade.

ro honor, actividad personal, resp.eto de)¡:¡

tr~rlición,

digni-

~.

dad, en una palabra, todo lo que da a la vida su v a lor. poco

a poco se hunde y ::lesét.µ_arece. Y únicamente sobrevivtn, por

una parte, la , víctimas engañadas por la fascinación .aparn –

tosa de la democracia, fascinación que se confunde ingenua–

mente con el espíritu mismo de la democracia, con la libertad

e igualdad, y por otra, los expl otadores más o menos nume–

rnsos que han sahido, merliante la fuerza del dinero o de la

0r–

ganizaci60, asegurarse sobre los demás una posición privile-

giada

y

aun el mismo poder.

'