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propia responsabilidad,
d
verdadero sentimienh th·l hien
co–
mún. De la fuerza elemental de Ja masa, hábilrnent<' manfja–
da y- usada, puede también servir!'e el Estnd o ; en );:is manos
ambiciosas de uno solo o de mu chus agrup 11 rlo" artifici ri )men–
te por tendencias egoístas, puede el mismo Es tado. con el npo–
y o de la masa r educida a no ser más que una simple máquina,
imponer su
a1
bitri o a Ja parte mej or del verdadero puebk;
a sí el ioti•rés común qued a gravemente' herido y por mucho
ti empo,
y
la herida es muchas veces clifícilmente curable.
Con lo dicho parece cl;..ra otra conclusión: la masa-co–
mo Nos la acah:amos de d .: finir - r!" la enemiga (•a p ita), de
l¡a
/
verdadera demoeracia y de su idea l de liber ta d y de igual··
dad.
En un pueblo di'gno de tal nombre, el ciu rlarlan o siente en
!"Í
mi smo la conciencia de su pen•nnaliclHd . de
SU !"
deb eres y de
sus derechqs, de s u libert::id unida <1l
re s peto de la libe r tad y
de la
di~nidad
de los c:lemás. En un p 11 ebl o dign o ri e tal n nm–
bre todas las desiguald a des que prnce rl en no del a rbitrio, sino
de la naturalez• misma de las CO!'as, désigualdades de culturn,
de bienes, de posici_ón social - sin meno :::ca bo, por su puesto,
de la just·icia
y
de la caridad mutua -no
!"'<'>n
de ningutrn mH–
nera obstáculo a
lrt
existencila y al predc1minio
el e un Huténti–
co espíritu de comunidad y de fraternidad. Más aún,
e ~ as
ciesi~u aldades,
lejos de lesi o na r en ma nera a lguna l FI igu a ldad
civil, le dan su significado legítimo, ei:; decir, que ante el Esta–
do cada uno tiene el derecho de vivir honrad a mente su exis–
tencia penonal, en el pue:;: to y condiciones en que los desig–
nios
y
la disposición de la
Provicl e nci ~
lo han c. olocado .
Como antítesis de este cuaclro del
idel'll dt mocrático d<'
li–
bertad y de igualctad en un puehlo gobern;:ido por manos ho–
nestas y próvidas, ¡qué espectáculo presertta
t~n
Est a do demo.
crático dejado al arbitrio de la ma . a! La libertad, de deber
moral de la persona, se
transforma en pretensi ñn tiránica de
desahogar libremente los impulsos y apttitQ!l humanos con
daño de los demás. La igua ld ad degenera. en hivelación mecá –
nica, en uniformidad monqcroma, v sentim,iento fiel vedade.
ro honor, actividad personal, resp.eto de)¡:¡
tr~rlición,
digni-
~.
dad, en una palabra, todo lo que da a la vida su v a lor. poco
a poco se hunde y ::lesét.µ_arece. Y únicamente sobrevivtn, por
una parte, la , víctimas engañadas por la fascinación .aparn –
tosa de la democracia, fascinación que se confunde ingenua–
mente con el espíritu mismo de la democracia, con la libertad
e igualdad, y por otra, los expl otadores más o menos nume–
rnsos que han sahido, merliante la fuerza del dinero o de la
0r–
ganizaci60, asegurarse sobre los demás una posición privile-
giada
y
aun el mismo poder.
'