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-5-
..
polios de un poder dictatorial, incontrolable e
in~angihle,
y
~xigen
un sistema ne
gobi~rno
que sea más compatible con la
dignida1
y
con la libertad de los
ciudadano~.
Estas multitudes, inquietas, trastorn a das por la guerra
hasta las capa s mas profunda!-', están hoy día penetradas por
la persuación-al principio tal vez vaga
y
confusa pero ahora
v~
incoercible-de que, sino hubiera faltado la posibilidad de
sindicar
y
corregir la act ividad de los poderes públicos, el
mundo no habría s id o arra!:>trado por el torbellino desastro ·
so de la guerra y ele que para evitar en adelante la repetición
de semejante cat:ístrofe' es neces ario crear en el pue!:>lo mismo
eficaces garantías.
,
Siendo tal la disposici ó n de los ánimos, ¿hay .ac as o que
maravillarse de que la t endencia democrática inunde los pue–
b os
y
obtenga fácilmente la aprobac ión
y
el asenso ele los que
aspiran a colabora r
m(\ -;
efi cazmente en l os destinos de los
individuos
y
a.e la socied a d?
Apenas es necesario r ecordar que, según las enseñanzas de
la Iglesia,
'.'no está prohibir/o el preferir gobiernos morler a–
dos de forma popular, sa lva con torio la doctrina católica
;.icerca del origen
_v
el ejercicio del poder público' '
y que
"la
Iglesia no reprueba ninguna de las
ranas
formas de gobi'.!r–
no, con tal que se adapten por sí mismas a procurar el bien
de Jos ciudadanos".
(Leó n
XIII,
encíclica
Libertas,
20
de ju–
nio de
1888,
in fin).
Si, pues, en esta solemnidad, que conmt> mora al mismo
tiempo la benigniclad del Verbo encarnado-y la dignidad del
hombre (dignidad entendida no sólo baj.o el aspel'to perrnnal;
sino también en la vida social), Nos dirigimos nuestra aten–
ción al problema de la democracia. para examinar seg{rn qué
normas debe ser- regulada para que pueda Ha mar una verda–
dera
y
sana democracia, acomodada a las circunstancias de
la hora -presente, esto indica claramente que el cuidado
y
la solicitud <le lá Iglesia se dirige no tanto a su estructura
y
crganización ,exterior-que dependen .de las aspiraciones pro–
pias de cada pueblo-cuanto al hombre como tal, que, lejos
de ser el· objeto
y
como elemento pasivo de la vida social, es ,
por el contrario,
y
debe ser
y
seguir siendo, su agente, su fon.
<lamenta
y
su fin.
,
Supµesto que Ja democracia, entendida en sentido Jato,
admite diversidad de formas
y
puede tener lugar tanto en las
monarquías como en las repúblicas, dos cuestiones se presen–
tan a nuestro examen:
1
Q
;Qué caracteres deben distinguir a los hombres que vi–
ven-en la democracia
y
bajo un régimen democrático?