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br~cando
la sora,
deliciosa bebi–
da, embriagadora, para la Corte,
i en fin cuanto era menester pa–
ra regalo del Soberano i sus no-
bles . .... .
1 los Amautas, adiestrando
a los príncipes
en las artes de
la paz i 1a guerra ; de la moral
i el1 gobierno ; pues,
aunque las
pruebas de selección
~e
realiza–
ban en la
fiesta
especiaJ
del
Huaraku, la Yá.chai
Huasi ab–
sorbía la mayor parte
de
!:ll1
existencia.
Con exquisito buen gusto se
adornaban i cubrían de alhajas,
lienzos
i pisos,
los
palacios i
templos. 1 los
divinos artífices
se esmeraban en los adornos, a–
nimales
i olantas de
oro i de
plata, para- el Sol, el Monarca
i su Corte.
¡Todo se rejuvenecía
i au·
mentaba en
e~plendor
i riqueza!
Todo era gigantesco i mo–
numental en aqueltos
extraordi-
narios preparativos ... .. .
Hasta en las más humildes
viviendas
se preparaba
el aka
(la chicha),
i se a1legaba todo
lo necesario para gozar
uno~1
díau
de aiegría i felicidad.
Acababa
de entrar Auki
Maita en. los talleres
de los ar–
tistas del oro·.
Pájarot-
marinas,
tarukas,
serpientes, frutos de la tierra ca–
liente,
p~antas
i
flores, . llenában–
los, tal1ados en oro.
-¿Cómo van los trabajos?,–
les dijo con discreta . sonrisa .
Los artistas alzaron la vit ta
i reverenciaron
aJl hermano de
Sapan lnka.
T úpac Amauta, el maestro,
de cuyas manos
habían f,alido .
los estupendos collares de Mama
Rahua i de Kul\irímay; la inigua–
lada imagen del SoJ, que el Em–
pf.rador llevaba sobre su pecho,
i sobre todo,
'los
numerosos artí–
fices que hacían
cantar al oro
canciones eternas, contestó a Au-
ki Maita:
·
-Cuando. el
Sol salga
tres
veces
má~.
terminaremos, Apu,
nuestro trabajo.
Del mismo modo, Kusi Rí–
may entró en Aklla. Huasi, i vi–
sitó .los r-ilmerosos tadaeres don–
de .las Ak!Has trabajaban en múl–
tiples ocupaciones.
Maravi1lada quedó ante la
vista de los eximios tejidos, cu–
yos dibujos representaban al In–
ka i su Corte.
Examinó luego
las túnicas
que lucirían en la fiesta el Em–
perador i sus nobles.
-Los adornos
!:'on
bellos,–
dijo ;- pero faltan
aún los del
centro .... . .
-Sí,
mamánchic,
(madre
nuestra)-
dijo Churana, la ma–
makuna encargada
de aquellos
tra,bajos.-
. Hoi no!:
entregaran–
las alhajas .. ' Esta túnica lleva–
rá un kenti
en
d
centro; ésta,
un
puma; . . . . esta
ótra, un
kúntur ... .
:
Kusi Rímay
pasó
satisfe–
cha, a observar .
la preparación
de la sora. Allí encontró a Ma–
ma Rahua.
Las
akllas masticaban el
suave maíz en
grandes depósi–
tos donde actuaría
el fermento
de ·la saliva 'para
dar fuerza al
divino licor, dulce i embriagante
como que era un regalo del Sol.