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-26-

br~cando

la sora,

deliciosa bebi–

da, embriagadora, para la Corte,

i en fin cuanto era menester pa–

ra regalo del Soberano i sus no-

bles . .... .

1 los Amautas, adiestrando

a los príncipes

en las artes de

la paz i 1a guerra ; de la moral

i el1 gobierno ; pues,

aunque las

pruebas de selección

~e

realiza–

ban en la

fiesta

especiaJ

del

Huaraku, la Yá.chai

Huasi ab–

sorbía la mayor parte

de

!:ll1

existencia.

Con exquisito buen gusto se

adornaban i cubrían de alhajas,

lienzos

i pisos,

los

palacios i

templos. 1 los

divinos artífices

se esmeraban en los adornos, a–

nimales

i olantas de

oro i de

plata, para- el Sol, el Monarca

i su Corte.

¡Todo se rejuvenecía

i au·

mentaba en

e~plendor

i riqueza!

Todo era gigantesco i mo–

numental en aqueltos

extraordi-

narios preparativos ... .. .

Hasta en las más humildes

viviendas

se preparaba

el aka

(la chicha),

i se a1legaba todo

lo necesario para gozar

uno~1

díau

de aiegría i felicidad.

Acababa

de entrar Auki

Maita en. los talleres

de los ar–

tistas del oro·.

Pájarot-

marinas,

tarukas,

serpientes, frutos de la tierra ca–

liente,

p~antas

i

flores, . llenában–

los, tal1ados en oro.

-¿Cómo van los trabajos?,–

les dijo con discreta . sonrisa .

Los artistas alzaron la vit ta

i reverenciaron

aJl hermano de

Sapan lnka.

T úpac Amauta, el maestro,

de cuyas manos

habían f,alido .

los estupendos collares de Mama

Rahua i de Kul\irímay; la inigua–

lada imagen del SoJ, que el Em–

pf.rador llevaba sobre su pecho,

i sobre todo,

'los

numerosos artí–

fices que hacían

cantar al oro

canciones eternas, contestó a Au-

ki Maita:

·

-Cuando. el

Sol salga

tres

veces

má~.

terminaremos, Apu,

nuestro trabajo.

Del mismo modo, Kusi Rí–

may entró en Aklla. Huasi, i vi–

sitó .los r-ilmerosos tadaeres don–

de .las Ak!Has trabajaban en múl–

tiples ocupaciones.

Maravi1lada quedó ante la

vista de los eximios tejidos, cu–

yos dibujos representaban al In–

ka i su Corte.

Examinó luego

las túnicas

que lucirían en la fiesta el Em–

perador i sus nobles.

-Los adornos

!:'on

bellos,–

dijo ;- pero faltan

aún los del

centro .... . .

-Sí,

mamánchic,

(madre

nuestra)-

dijo Churana, la ma–

makuna encargada

de aquellos

tra,bajos.-

. Hoi no!:

entregaran–

las alhajas .. ' Esta túnica lleva–

rá un kenti

en

d

centro; ésta,

un

puma; . . . . esta

ótra, un

kúntur ... .

:

Kusi Rímay

pasó

satisfe–

cha, a observar .

la preparación

de la sora. Allí encontró a Ma–

ma Rahua.

Las

akllas masticaban el

suave maíz en

grandes depósi–

tos donde actuaría

el fermento

de ·la saliva 'para

dar fuerza al

divino licor, dulce i embriagante

como que era un regalo del Sol.