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de
tu
pena voi muriendo
sin tus caricias de amor.
Todos los
cortesanos
escu~
charon emocionados
el ingenuo
poema de Kuyaska, i en los o–
jos de las J\iústas
br;l\aba una
lágrima..
¡Oh, Amor, señor dd Mun–
do l: sólo
la
Muerte es más fuer–
te que tú, i puede anonadarte.
Chalku Chímac, el valiente,
se sintió también
conmovido;
i
era que hacía rato estaba perdi–
damente enamorado de Chumpi–
llaya, la
hermosísima
chincha,
favorita de Huáskar, por lo que
le }legaba directamente el poe–
ma del haráhuec.
l mientras en silencio aplau–
día maquinalmente al poeta, glo–
ria de
T alnuantinsuyu,
repetía
s~
corazón:
Como el pájaro
~errano
que en jaula de oro se muere,
de tu pena voi muriendo
sin tus caricias de amor.
-El poema ha penetrado en
mi corazón,- dijo a la bella Prin–
cesa.- Y o soi un mortal infeliz,
i
voi muriendo de una pena in–
curable.
Chumpillaya, a quien Huás–
car distinguía con
el
nombre de
Kusi Koillur (Estrella de la Ale–
grÍa,)
la miró con cier to
aire
¿e dulce cariño.
-Chalku Chímac!,-
le dijo:–
tus hazañas
s~n
tan
grande~.
co–
mo el poema del haráhuec.
Sapan lnka se puso de pie.
Era señal de que la fie éh había
tocado a su término.
Nobles, ñustas
i akllas c.:>-
menzaron a d,et filar
en busca
del refugio nocturno.
Era de madrugada,
i una
Luna
cuernuda, bajo
un cielo
ta ·1 puro como
el sueño de un
aklla, a1bor-:>tado
de
estrellas,
qtlebró su luz pálida en los oros
i
pedrería~
de los lnkas, que en
ese momento
salían a la gran
plaza que enmarcaba el palacio
·de Sapan lnka.
Todos salían a-legres.
Sólo Chalku Chímac aban–
donó triste el palacio. Encontra–
doc i enconados
sentimientos
1
pensamientos
le asal taron como
una jauría de zorros.
Había venido en busca de
un Imperio para, su Rei, i la de–
rrota tocaba
~ u
corazón:
se le
había adentrado
en el alma el
más
caro
imposible;
porque
pronto supo que aquelll!a hermo–
sura que cautivara sus ojo!:, era
la favorita del futuro Emperador
de T ahuantinsuyu.
Empequeñecido,
pensó que
'había venic1o
e n busca de una
lo:cura, i que Kitu, con todo su
poderío, no entraría
jamás al
corazón de Kosko
para desga–
rrarlo i morar en él.
1 sinembargo,
anhelo cruel
i devorador
se apoderó
de su
án i'llo: si Atau Hualpa llegara a
ser el Emperador, merced a
ér,
a Cha.Jku Chímac, el
invencib~e,
Chum)jlillaya sería
suya, pese a
las leye$ del Sol; pues bien sa–
bía, por experiencia, que en {as
guerras i en 'la victoria, no había
más leyes que las impueüas por
el vencedor.