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-21-

de

tu

pena voi muriendo

sin tus caricias de amor.

Todos los

cortesanos

escu~

charon emocionados

el ingenuo

poema de Kuyaska, i en los o–

jos de las J\iústas

br;l\aba una

lágrima..

¡Oh, Amor, señor dd Mun–

do l: sólo

la

Muerte es más fuer–

te que tú, i puede anonadarte.

Chalku Chímac, el valiente,

se sintió también

conmovido;

i

era que hacía rato estaba perdi–

damente enamorado de Chumpi–

llaya, la

hermosísima

chincha,

favorita de Huáskar, por lo que

le }legaba directamente el poe–

ma del haráhuec.

l mientras en silencio aplau–

día maquinalmente al poeta, glo–

ria de

T alnuantinsuyu,

repetía

s~

corazón:

Como el pájaro

~errano

que en jaula de oro se muere,

de tu pena voi muriendo

sin tus caricias de amor.

-El poema ha penetrado en

mi corazón,- dijo a la bella Prin–

cesa.- Y o soi un mortal infeliz,

i

voi muriendo de una pena in–

curable.

Chumpillaya, a quien Huás–

car distinguía con

el

nombre de

Kusi Koillur (Estrella de la Ale–

grÍa,)

la miró con cier to

aire

¿e dulce cariño.

-Chalku Chímac!,-

le dijo:–

tus hazañas

s~n

tan

grande~.

co–

mo el poema del haráhuec.

Sapan lnka se puso de pie.

Era señal de que la fie éh había

tocado a su término.

Nobles, ñustas

i akllas c.:>-

menzaron a d,et filar

en busca

del refugio nocturno.

Era de madrugada,

i una

Luna

cuernuda, bajo

un cielo

ta ·1 puro como

el sueño de un

aklla, a1bor-:>tado

de

estrellas,

qtlebró su luz pálida en los oros

i

pedrería~

de los lnkas, que en

ese momento

salían a la gran

plaza que enmarcaba el palacio

·de Sapan lnka.

Todos salían a-legres.

Sólo Chalku Chímac aban–

donó triste el palacio. Encontra–

doc i enconados

sentimientos

1

pensamientos

le asal taron como

una jauría de zorros.

Había venido en busca de

un Imperio para, su Rei, i la de–

rrota tocaba

~ u

corazón:

se le

había adentrado

en el alma el

más

caro

imposible;

porque

pronto supo que aquelll!a hermo–

sura que cautivara sus ojo!:, era

la favorita del futuro Emperador

de T ahuantinsuyu.

Empequeñecido,

pensó que

'había venic1o

e n busca de una

lo:cura, i que Kitu, con todo su

poderío, no entraría

jamás al

corazón de Kosko

para desga–

rrarlo i morar en él.

1 sinembargo,

anhelo cruel

i devorador

se apoderó

de su

án i'llo: si Atau Hualpa llegara a

ser el Emperador, merced a

ér,

a Cha.Jku Chímac, el

invencib~e,

Chum)jlillaya sería

suya, pese a

las leye$ del Sol; pues bien sa–

bía, por experiencia, que en {as

guerras i en 'la victoria, no había

más leyes que las impueüas por

el vencedor.