CAPITULO XXIX
Singular movimiento nota·
ton luego los españO'les al retor·
no de los cuatro guerreros que
lievaban el mensaje extraordina·
no.
Era que
la
noticia de su
proximidad
cundió
por
todas
r
artes. De ahí que el pueblo se
·. oleó como
otra vez,
sobre la
r-laya, deseoso de
conte.mp!lar la
rxtraña nave i lor. no menos ex•
t.años hombres blancos.
UegadoE
lol!
emisarios al
palacio del Tukuiríkuc,
le infor–
m~ron
minuciosamente el acon–
tecimiento
inesperado,
a pesar
de e!::tar tanto tiempo ya previs–
to.
Sairi Túpac
hizo
avisar a
Kéhuar Ku$i, que
hacía
pocos
días estaba ya en Tumpis; así
como a los Capitanes que for–
maban su Consejo.
Sin duda alguna
los lnkas
<.-onocían ya
las correrías inme·
riiatas de los blancos;
pues, en
\ resenoia de los mensajeros, des·
pués de que lnka Kéhuar eec•t·
(..hó el relato repetido, el Tukut·
rikuc se
limi~
a decir:
-Piden provisiones.
-Les enviarás, lnka,- le dijo
k f.huar Kusi.
Acto
se•
11ido
redac•ó
el
mensaje para fila Túka, hacién·
dole repetir
al meneajero espe–
cial que
debería acompa,ñar a
¿os gerreros a La Puná.
"La condecta de los ·extran–
jeros no da seguridad
al
Impe–
rio.
Que lnka Hla Tuka,
redo–
ble sus precauciones i cuidados".
1
con una
señal
los despi-
,.
,
010 .•.••. • •
Luego los lnkas acordaron
en se<:reto todos los detalles del
comportamiento
que
deberían
observar con
aquellos extranje-
ros.
-Les recibiremos
amietosa–
mente, como ,tenemos acordado,–
dijo lnka Kéhuar.-
1
así les tra–
taremos;
de modo
que
ei
son
dignos de ese trato, les recibire–
mos con honores; pero si conti–
nuaran !!u mal comportamiento,
los atraparemos i destruiremos.
Un istante
después, partía
en varias balsas, una fuerte pro·
visión de plátanos,
de yucas i'
c.amotes, abundante maíz i cho·
dos, cocos, ají, caza y pescado,
i variedad
de otros
productos
del fertilísimo valle, i varios lla·
mas, que era el presente que el
Tukuiríkuc Sairi Túpac enviaba
al jefe de los extranjeros.
Pizarro acojió a los envia–
dos con la mayor benevolencia,
i les encareció dec'r a
llU
señor,