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CAPITULO XXI

Se movía la barca al com–

pás de. las olaS! i el viento.

En la

asdeada

cubierta,

cantaban

los españo.les en alta–

mar, alegres de haber dejado a–

.:¡u6l lugar de rdesola<ÚÓn que lla–

rnaron Puerto del Hambre, i ca–

si olvidados de las pasadas ca–

lamidades., con

la eterna espe–

ranza, que doma pesares i fabri–

ca los más

eE.tupendos castillos

en la· mali i en los aires.

1 como si los

santo~

de su

devoción

los

hubieran

oído,

pronto

se llenaron de

\a más

cándida alegría,

al divisar una

costa ya abierta,

que iba acen–

diendo por una ladera cubierta

de rica vegetación, acusando la

presencia de séres humanos.

Pizarro

exclamó

entusias–

mado:

-¡Cristianos

1:

allá

está tl

comienzo de nuestra felicidad ...

Ordenó dirijir el buque ha–

cia tierra,

i mientras tanto, co–

menzruron a rezar con toda cos–

temación.

Los españoles

encomenda–

ban a Dios el buen éxito de sus

latrocinios, ofreciéndole, en cam–

bio de su divina . condecenden–

cia, todas las almas que convir–

tieran con la persuación más se–

I!"Ura: la

dtl fuego

i

la

que se

desprende de la pulilta de la es–

pada..

Desembarcando Pizarro con

un pelotón de soldados, comen–

zó a explorar

el

lug~r;

i como

para satisfacer

fiUS

deseos más

íntimos, JJ>rento descubrieron un

poblacho, al .

cua~

se dirijieron es–

pada en mano, santiguándose en

el nombre del Padre, del Hijo

1

dél Espíritu Santo.

Pizarro exclamó conmovido:

-Virgen Santísima: ampára–

nos con tu manto, i

.;i

menester

es, arroja a los infieles al fuego

eterno!

l en su delirio, vieron a la

Virgen María aparecer en el

Clt:-

1<>, i a

~u

sola visión, los infie–

les huyeron a los bosques, des–

pavoridos.

Ebrios de tan insólito triun–

fo, penetraron

en las

chozas,

donde, con ojos.

desorbitados,

contemplaron muchas alhajas i

adornos

de oro de inestimable

valor; de todo

lo cual se apro–

piaron en un abrir i cerrar de o–

jos, juntándolo

en un depósito

único.

Pero si el oro confortó su

cuerpo i su espíritu, la vista de

numerosas ollas donde hervía a–

bundante alimento,

levantó vio–

lentamente

w

retrasado

apeti-