Iconografía incaica
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adornado por delicados dibujos; es el paño más refinado que produjeron
los peruanos, superior a la misma tela
qompi (cumbi
de los Cronistas),
inventada, según la tradición, en los tiempos del Inka Ruqqa. Guaman
Poma comienza por emplear el
tokapu
en los cinturones de los soberanos
(con tres vueltas Manku, Sinchi, Lluki, Máyta y Ruqqa; con una -sola
vuelta de
tokapu
Q.
Yupanki), luego en la 'camiseta' o
unku
(el 7° rey,
Y. Wáqaq) y a manera de orladuras, que llama 'betas' (con 2 'betas' el
mismo Y. Waqaq y Pacha.kúteq) por último dibuja 'todo' el
unku
de
tokapu
en las figuras de Wiraqocha, Túpaq Y. y Wáyna. Se ve a las claras
que el Autor indígena ha seguido la idea que este finísimo género fué muy
precioso y escaso en el principio, y luego su empleo se extendió progre–
sivamente, pero siempre en escala reducida. En realidad, no es otra cosa
lo que pretende indicar la tradición, al referir que el inventor del
tokapu
fué Wiraqocha. En la galería de Herrera esta tradición es adoptada con
fidelidad mayormente estricta, pues el
tokapu
empieza a figurar sólo des–
pués del 9° soberano, y se rnuestra en los medallones de Pachakúteq,
Túpaq Y., Wáyna y Wáskar. En la de Sahuaraura aparece, en cinturones,
ya en los retratos de Lluki Y.,
Q.
Yupanki e
I.
Ruqqa, luego, en toda la
túnica, en el de Y. Wáqaq.
VII. Las 'orejeras'. - Los adornos auriculares
(oregeras
de Garci–
laso) figuran en todas las colecciones y en todos los casos. Son objetos dis–
coides, de grandes dimensiones, cuya superficie externa está grabada de
modos diverso3, y particularmente con series de círculos concéntricos.
N
o se trata, a justo hablar, de 'pendientes', sino de enormes bodoques
metálicos que se mantienen adheriqos a la oreja por medio de un ancho
ap§ndice
trase1~o
que se inserta en la perforación del lóbulo; de allí la de–
nominación de Orejones que distinguía a los componentes del clan Inka.
VIII. La
maska-paycha
figura en todos los soberanos de Guaman
Poma, sea cualquiera el modo de su fijación en la· frente, ya directo, ya
indirecto, como se ha de ver; en la galería de Herrera desde el
1
er
sobe–
rano hasta el 10°
inclusive
(Pachakúteq), mientras en los tres restantes
(Túpaq Y., Wáyna y Wáskar) es reemplazada por el disco solar radiante.
En la colección de Sahuaraura aparece en todos los casos.
N
o es, sin em–
bargo, suficiente anotar la presencia de la
maska-paycha,
y se hace nece–
sario averiguar de qué n1anera está asegurada en la parte alta de la frente.
Sobre todo, conviene disipar las confusiones que se presentan tan
copiosas en la literatura de Cronistas y Comentaristas, y vuelven difícil
di tinguir todo lo que concierne al tocado. Véase, por ejemplo, cuántos
errores contiene el conocido pasaje de SIR CLEMENTS :rviARKHAM:
"El
'llauttu' parece que fuera un breve trozo de franja colorada mantenido sobre