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J.
Imbelloni : Pachakuti IX
pendientemente de la visión de la partesana de los soldados de Pizarro,
y en t al caso habría que reputarla una ' inven.ción convergente' . Después
de meditar sobre las probabilidades de una tal eventualidad, me he con–
vencido de que la analogía es puramente externa y groseramente formal,
pero de ningún modo ergológica. En efecto:
1
o -
La alabarda europea fué originariamente un arma de punta,
y así lo denuncia su nombre primitivo
alle-barte
o ' clava-todo' (del mismo
verbo
barte,
del antiguo Germano, derívase 'partesana'), mientras el
nombre de la peruana,
kunkáta-kuchun,
en Runasimi 'corta-pesquezos' ,
indica que se la consideró como una típica arma de corte;
2
o -
La primera estuvo enmangada en un asta de 2 me.tros, como
invención que procedía directamente de las larguísimas picas de las pri–
meras infanterías medioevales, mientras la cuzqueña se enmangó en un
palo de 70-9J cs.,
sien~o
transformación directa de un arma corta, de
una sola mano;
3° - Que si queremos dejar indiscrimados los elementos primarios
y secundarios de su respectivo
desarrol~o,
vemos que la germánica está
concebida por su doble acción, de arma de punta y de corte (moharra
cimera
+
cuchilla) mientras la cuzqueña reúne los tres conceptos de arma
contundente, de punta y cortante (anillo radiado
+
cúspide
+
tumi).
4° - El disminuído rendimiento de la acción contundente, derivado
de la agregación de un
tumi
de tales dimensiones, demuestra que la forma
peruana sufrió una alteración profunda al exagerar la pequeña hachita
que;,, se ve en algunos rompecabezas metálicos 'estrellados', destinados
únicamente a la contusión y confirma que se trata de un conjunto fic–
ticio;
5°-
La extrema rareza de los hallazgos (tenemos noticia de un
único caso) excluye que fuese un tipo de arma usado en el combate, que
con el tiempo alcanzara la jerarquía de símbolo, como ha sucedido en
todas las demás insignias.
Luego, todo conduce a reconocer la influencia directa de un modelo
llegado desde fuera. Tampoco hay que olvidar que los Españoles usaron
la alabarda
y
la partesana como insignia del que mandaba una escuadra
de infantería, y que, en general, toda alabarda o partesana fué principal–
m~nte
un arma de ceremonia, propia de los cuerpos destinados a fun–
ciones de guardia y escolta.
II. Los substitutos del
túpaq yáuri.-
Mucho más en carácter están
los rompecabezas enmangados que figuran en 5 retratos de Guaman Poma
y 8 de Herrera. La arqueología del Perú y naciones vecinas nos ha pre–
servado gran abundancia de ejemplares en forma de pomo, de cono ma-