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J.
Imbelloni: Pachakuti IX
II p., cap. 30, pág. 122), y téngase presente, además, la posición teo–
crática del Sapaninka, como jefe del culto.
En la descripción de la
Relación Anónima
las plumas laterales apa–
recen exageradamente aumentadas de tamaño, y disminuída la cimera;
la
maska-paycha
se encuentra desplazada hacia la sumidad. Sumo interés
reviste la pátena central, con el binomio Sol-Luna. Si atendemos a los
medallones de Herrera, este casco o tiara habría prevalecido, en los úl–
timos reinados del Inkanato, sobre las insignias de los tiempos antiguos
de la monarquía, evidentemente más sencillas.
Anotemos, además, que el aspecto que hemos definido con la frase
'a guisa de bicornio' se encuentra definido con propiedad en la denomi–
nación nativa, porque
wampar
significa en el Runasimi 'el triángulo', y
wampar-chuku
viene a decir: 'tocado de forma triangular'.
X. El
pillaqa lauttu.
-La galería del Inka Dr. Don Justo Sahuaraura
presenta dos clases de adornos cefálicos que no aparecen en los retratos
de Herrera y Guaman Poma:
a)
los soberanos de Manku Qhápaq a Wáyna,
esto es, los 12 reyes independientes del Cuzco, llevan el
pillaqa llauttu,
mientras
b)
los reyes 13° Wáskar, 14° Manku Inka, 15° Sáyre Túpaq y
16° Túpaq Amaru muestran una torre almenada igual a las que figuran
en la Heráldica, mantenida en el medio de la frente por una
wincha
que
les ciñe la cabeza; de su base sale el fleco escarlata de la
maska-paycha,
y de su porción alta 4 ó 5 pequeñas banderas de varios colores, junto con
las consabidas plumas. Indudablemente, el dibujante de esta galería se
propuso distinguir mediante la substitución de la insignia cefálica a los
reyes sobrevividos a la llegada de los Españoles, de los que en cambio
habían revestido la dignidad absoluta del autócrata. Ignoraríamos sobre
qué fundamentos fué imaginado el arreglo cefálico de los últimos 4 reyes,
aun presintiendo que fué a expensas de elementos heráldicos europeos,
si no conociéramos el retrato al óleo del Inka Sáyre.Túpaq que existe en
el Cuzco, único retrato de toda la dinastía que reviste responsabilidad en
lo de la fisonomía, aunque nada nos enseñe en cuanto a vestiduras e ip–
signias, porque todas están substituídas o transformadas al gusto español
de la época (guantes, espadín, capa, calzas, espuelas, encajes profusos,
son todos de introducción extranjera; el
suntur pauqar
se ha convertido
en estandarte y a la dei'echa aletea el águila bicípite de Absburgo). Es
indudable que, fuera de la
maska-paycha,
que sobrevive, toda la construc–
ción del adorno cefálico es de
spanish fabrication,
pero este documento
nos enseña que los dibujos del Inca D. Justo Sahuaraura habían se–
guido una información fidedigna; en cuanto al origen de la torre alme–
nada, no es difícil colegir que este elemento procede del escudo heráldico