Iconografía incaica
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entre el
llauttu
de los Indios principales y el del Sapa-Inka consistía
en que los primeros lo llevaban de un solo color, y el último de varios colores.
"Muchos colores"
dice
CoBo
II, p. 285;
"este indio se poriía unos llautos
que son una.s trenzas hechas de lana de colores"
refiere PEDRO PIZARRO,
que frecuentó diariamente a Atauwallpa prisionero); pero 4 son los co–
lores convencionales de los Peruanos, según lo indica MoLINA
(Relación,
pp. 25, 26 y 80): blanco, negro, rojo y leonado, los cuales representaban
a las cuatro direcciones cardinales y, territorialmente, a las cuatro re–
giones del Estado
(suyu-kuna).
En realidad este birrete, con sus cuatro
jirones sobrepuestos, no era más que la insignia de la potestad del Sapa–
Inka sobre el Antisuyu, el Qollasuyu, el Chinchaysuyu y el Kontisuyu
simbolizados respectivamente por los cuatro colores convencionales, y
con derecho puede comparársele a las tres coronas superpuestas que in–
dican la triple potestad del pontífice romano, con la diferencia que, en
lugar de un
triregnum,
se trata de un
quatr-iregnum.
XI. Las plumas del
qori-qqenqe.
En toda la galería de Ponce de León
y la de Sahuaraura, la cabeza de los reyes está encimada por
dos
plumas
erguidas, en general una blanca y otro negra o parda; también en la ga–
lería de Herrera
dos
plumas se levantan en la sumidad de ambos adornos
cefálicos, en todos los medallones, sin excepción. En los retratos de Gua–
man Poma, en cambio, las plumas cefálicas terminales son siempre
tres;
es
evidente que el Autor de la
Nueva Coronica
quedara impresionado sobre–
manera pe>r las tres que son propias del
suntur-pauqar.
GARCILASO no deja
lugar a dudas sobre este punto, cuando afirma que las (dos' plumas per–
tenecían al ave
qori-qqenqe,
una fabulosa suerte de ave-fénix peruana
(pág. 205,2) que en realidad era un ave de rapiña análoga al halcón, con
plumas blancas y obscuras.
Concluyendo esta reseña, es oportuno indicar que la
maska-paycha
se ve asegurada por medio de una simple
wincha
8 veces en la galería de
Herrera (Manku, Sinchi, Lluki, Máyta, Q. Yupanki, I. Ruqqa, Y. Wáqaq
y Pachakúteq). En cambio, está adherida al
wampar-chuku
5 veces en
Herrera (Urkon, Pachakúteq, Túpaq Y., Wáyna y Wáskar) y 7 en Gua–
man Poma (Máyta, Q. Yupanki, Y. Wáqaq, Wiraqocha, Túpaq Y.,
Wáyna y Wáskar).
Procediendo, ahora, hacia objetivo3 más generales, ¿qué grado de fi–
delidad podemos asignar a los documentos iconográficos más antiguos
llegados a nuestras manos, desde España con la lámina de Herrera y del
· Perú por medio de la
Nueva Coronica?