Iconografía incaica
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tado por los secuaces del Virrey Toledo para certificar la autenticidad de
los 'paños' enviados a España,
np
tiene valor alguno en la averiguación
positiva de la realidad histórica (recuérdese que Bandelier había afir–
mado, ya desde ' el principio, que los medallones de Herrera son copias
de las pinturas enviadas por Toledo a Felipe II). ·
"Sedas, terciopelos, galones de oro- y plata eran conocidos por los
indígenas en 1572 - dice
BANDELIER -·-
por haberlos visto en los traJes
de los Españoles, y es natural que los nativos pensaran adornar los su–
puestos retratos de sus antiguos jefes con los mejores ejemplares del refi–
namiento europeo. De ahí que conviene ser cautos, y no aceptar esos re–
tratos por más
de.loque ellos mismos pueden valer; igual cosa dígase en
lo que concierne a las insignias..."
(The 1slands of Titicaca and Koatí,
Nueva York, 1910, pág. 157). Nada tenemos que objetar a la postura
crítica asumida por Bandelier; es visible, sin embargo, que este Autor se
mueve dentro de un círculo de generalizaciones harto vagas , y no se libra
de un cierto grado de improvisación. La _galería de Herrera, en efecto,
está muy lejos de la exuberancia en oro y gemas que tanto nos choca
en los pintores modernos que han Intentado representar a los reyes del
Cuzco siguiendo a la letra a ciertos Cronistas de la segund-a época, y, en
cuanto a galones y charreteras españolas, no hay indicio alguno, ni en
los cuatro ·últimos medallones de su galería, a pesar que en ellos se evi–
dencia mayor profusión de riquezas. Y, hablando de improvisaciones,
véase la chocante contradicción de sus páginas 157 y 336. En la primera
ha afirmado que los retratos de Herrera proceden directamente, por copia,
de los 'cuatro paños' de Toledó; literalmente:
Herrera copied them [the
title-page of jijth decade] from the four aboriginal paintinqs made by order
oj Don Francisco de Toledo and sent to the king in
1572".
En la segunda,
en cambio, insinúa
"a .possibility that this cloth, and not the four painted
pieces sent by T<;>ledo, served to Herrera as originals" ,
esto ,es, que no ya de
los 'paños' de Toledo se sirvió Herrera como modelos, sino del tafetán
que los Señores de la Casa Incaica enviaron a Garcihiso en España.
¿De qué tafetán se trata?
Léese en los
Comentarios Reales,
en la penúltima página, que una
segunda colección de retratos fué remitida a Garcilaso, en España, en
el año 1603, por los descendientes cuzqueños de la antigua Casa real, con
el fin de hacerlos figurar en los autos de una petición administrativa
"en–
biaron pintado en vara y media de Tajetan blanco de la China, el Arbol Real,
descendiendo desde Manco Capac, hasta Huayna Capac y su hijo Paullu.
Venian los 1ncas pintados en su traje antiguo. En las cabezxs tenian la borla
colorada, y en las orejas sus oregeras,
y
en las manos sendas Partesanas,