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162

J.

Imbelloni: Pachakuti IX

No creemos, naturalmente, en la existencia de un Mango

Sapaca hijo de Sinchi Ruqqa, porque al primer amago de

revisión crítica que hemos intentado, su personalidad se ha

esfumado en la sombra de un nombre

(2

6 ),

mas vemos, en

cambio, que a los cantores genealógicos

y

de gestas les resultó

cómodo convertir esa sombra en un personaje, cuando se

trató de dar cuerpo a las figuras de la serie duplicada,

y,

en

· particular, a la transposición de la saga del Yupanki. ¿No es

este hermano primogénito desposeído por el héroe, un simple

duplicado de aquel Urko o Urkon hijo de Wiraqocha

y

pre-

( 26 )

Sigamos más detenidamente los pasos de este personaje, en las

fuentes. Que el

Mango Sacapa

de CABELLO DE BALBOA sea un solo hombre

con el

Mango S apaca

de SARMIENTO DE GAMBOA, nadie debe ponerlo en

duda, pues en ambos Cronistas, que evidentemente bebieron en una misma

fuente más antigua, se trata del hijo de Sinchi Ruqqa.

Obsérvese que, en un primer tiempo, ambos Cronistas tienden a

presentarlo como único hijo de ese soberano. Por un lado (pág. 13) Cabello

de Balboa afirma simplemente que Sinchi Ruqqa engendró a Manku

Sakapa: por el otro Sarmiento (cap. 13) nombra a Mango Sapaka entre

los cuatro primeros pobladores del valle del Huatanay, que serían Manku

Qhápaq, Mama Wako, Sinchi Ruqqa y Manku Sapaka.

Más tarde, Balboa refiere que a la muerte de Sinchi Ruqqa le sucedió

Lluki Yupanki, que era el hijo primogénito, entre muchos (pág.

15). A

su vez Sarmiento asevera que, muerto el Sinchi, ocupó el incazgo Lluki

Yupanki, segundo-génito, a pesar de que la ley sucesoria reconociese tal

derecho al hijo mayor, Manku Sapaka (cap. XIII).

Cabello, como olvidado de la rivalidad entre los dos hermanos, ter–

mina por narrar que Manku Sakapa, viendo que el ya viejo soberano

Lluki no tenía descendencia, se empeñó en buscarle una esposa. Salió

del Cuzco con el fin de pedir la mano de Mama Qháwa, y, vuelto a la

ciudad, entregó a su hermano la nueva Qoya, en que debía perpetu11rse

la descendencia de Lluk1. Una biografía, en suma, harto pobre, que no

menciona la vertencia dinástica de que se hace eco Sarmiento, en que

se reproduce un episodio biográfico peculiar de la tradición del Inkario.

N

o tan insignificante, sin embargo, si pensamos que nos permite resta–

blecer el papel de perfecta homología que el Mango Sacapa de Cabello

desempeña en correspondencia del príncipe que en la serie de Hanan-