P., expresión del lenguaJe
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indígena selecto, numéricamente inferior. Ambas explica–
ciones f:ueron adoptadas por Guaman Poma, quien empleó
la segunda en la biografía del Inka Yupanki con adherencia
tan exacta a la doctrina nativa, que en ningún otro Cronista
vemos otro tanto; a la primera en cambio dió cabida en aque–
lla página pintoresca en que su ingenua tergiversación de
las referencias sobre el relativo.estancamiento de
lo~
primeros
Reyes alrededor
d~l
Cuzco, dejó volar la fantasía hasta crear
el ridículo engendro de los 'perezosos dormilones'. Nótese
que se encontraba mejor arraigada en su época la versión
del 'Reformador' (que venía del tiempo del antipenúltimo Inka
y de la universal 'compilación' cumplida en su reinado).
Guaman Poma visiblemente prefirió la otra versión, la telúrica,
más endeble, pero honda y antigua, y además congruente
no. sólo con las leyes fundamentales del régimen gramatical,
sino con la intuición del Mundo propia del Hamautta. Esto
se comprueba por el hecho que la versión conexa con la for–
ma transitiva activa y personal, es relegada por Guaman
Poma para cumplir una función secundaria, a guisa de epíteto.
Tampoco dejará en descuido, el lector acucioso, el hecho
significativo que el personaje del perezoso dormilón, indu·–
dablemente situado en un plano s-ubalterno por Guaman
Poma, resulta ser, a pesar de todo, una especie de sombra
chinesca del :rp.áximo soberano del Inkario, y si quedase alguna
duda sobre la unidad irrefragable de ambos, sería suficiente
preguntarse ¿por cuáles otras razones, que no fueran la fun–
damental identidad de ambos personajes, el adjetivo
Pacha–
kutícheq,
que es el epíteto específico y caracterizante del último
en la gran masa de las crónicas, pudo ser atribuído al primero,
a pesar del contraste entre el concepto de un 'reformador'
y el de un 'dormilón perezoso'?
Asomándonos ahora a un panorama menos limitado, como
es la conducta de los Cronistas en general, podemos deducir
los siguientes corolarios: 1
o,
que el afán de penetrar el conte-