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J.
Imbelloni: Pachakuti IX
panqui, el 9° Inga (pág. 137). En aquel trozo, ya repetida–
mente mencionado, asegura que fué apellidado Pachakuti
porque en su reinado hubo mucha pestilencia y mortandad,
lo que fué castigo de dios, provocado por su idolatría (véase
extracto N
o
29).
En la biografía de
M ama A nauargue,
esposa del dicho
Pachacuti Y nga Yupanqui
y 9a
qoya
(pág. 137), Guaman
· Poma dice textualmente:
"en tiempo desta ?eñora y de su ma–
rido ubo muy grandes castigos y hambre y set y pistelencia que
enbio dios . y aci se llamo su marido pachacuti ynga''.
En todos los pasajes que anteceden usa la grafia
Pachacuti,
y su variante
pachaquti
al final de página, en dos casos. En
cuanto a la otra
Pachacutichic,
la emplea en la biografía del
dormilon perezoso capitan Y nga Yupanqui Pachacutichic,
fi–
gura supernumeraria surgida torpemente del desdoblamiento
del personaje anterior, según hemos averiguado en la Primera
Parte, párrafo 4. ¡Curiosa e ilógica tergiversación del orden
natural de los conceptos, de la lengua y del sentido común!
Este epíteto de 'trastornador o reformador o volvedor del
Mundo', que con todo rigor gramatical y exactitud filológica
corresponde al participio
Pachakutícheq,
figura en las páginas
de Guaman Poma para designar a aquella vergonzosa perso–
nificación del vicio y de la abulia que el Cronista ha dibujado
en actitud de dormir sueños profundos en pleno día, por nada
preocupado de la gloria o de la dinastía, cuyas insignias cuel–
gan de un clavo infijo en la pared de la alcoba.
El caso de Guaman Poma comprueba que durante el
último cuarto del Quinientos tuvo amplia circulación entre
los tradicionalistas del Cuzco la opinión que el epíteto signi–
ficaba 'el que trastorna y trueca', pero sin perder de vista
que su verdadera forma gramatical es
Pachakutícheq.
Símil–
mente se conservaba, por otra parte, la tradición, 1nás anti–
gua y legítima, que
Pachakuti
es cataclismo, calamidad y
castigo de dios, aunque presumiblemente limitada a un grupo