en la 1nano izquierda. Estas semillas tienen un sabor
deli–
cado y apetitoso.
Para las fiestas y los viajes largos, las esposas preparan
biztcochos de harina de quínoa con grasa, dándoles .un ·sabor
·e.special con pimiento de Indias y sal g·ema.
*
...En los páramos donde no se da el maíz, 'la papa constitu–
ye, aun hoy, como ha·ce 2,500 años, el principal aUmento
de los quichuas primitivos.. Poco a poco este tubérculo se
ha ido
modific~ndo,
hasta re·emplazar su sa·bor a.cr·e por
un gusto agradable. Para conservarlas en buen estado a se_–
m·ejante altura, durante seis semanas las exponen al frío,
que las cong·ela. En seguida las ·echan al agua, y, cuando
la cáscara se. agrieta, las
ext~enden
sobre el suelo y las pelan,
y exprimen pisoteándo1as. Este ·es el orig·en de aquella ex–
presión qui-chua: "¡1Cuidado, que no ·te reduz·Ca$ a fé·cula!"
Por último, antes de ensacarlas como nueces,
l~s
dejan
aún algunos días a la intemperi-e. En realidad, son papas
momificadas e insípidas, pero muy digestivas y de indefi–
nida conservación.
.
'
Recién cosechadas, el indio las prefiere asadas. Hace
un hoyo en la tierra, lo llena de paja y de bostas secas, les
·prende fuego, y cuando todo aquello es un horno ardiente
y el combustible se ha convertido .en cenizas, echa .dentro
un montón de papas, tapando herméticam·ente la abertura
·con piedras y pasto. Esto es -'la
huatiya.
.
· Los indios de la región boscosa costera tienen el mismo
sistema. Al consumirse el último tizón de la fogata dentro
del hoyo, vacian en él pedazos de camote, de calabaza y de
yuca, tapá
ndolo en la. misma forma.
Es la
pachaman.Ca·en pequeña escala. En los banque–
.. tes campestres, a los que asisten todos los miembros de un
!clan y numerosos amigos, se cava una fosa ·en proporción
a los invitados. Al encend.erse la fogata dentro, los indios
colocan
~hábilmente
en el borde un montí-culo de piedras
inclinadas so:bre el fuego. Cuando éstas se caUentan, se las
·echa -en las brasas, y entonces el organi-zador del festín
coloca sobre esta hoguera uno- o dos corderos en·teros, un
cerdo, varias docenas de volátiles, un saco de papas, otro
de mazorcas de maíz, un canasto de habas, etc., lo sufi–
ciente para satisfacer a los gargantúas que mi-ran y espe–
ran hambrientos.
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