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los

días, 'Y 'para -c·el,ebrar 1a fiesta de Natividad de la Vi.rgen

se ofició una misa so1emne, a la que asistió toda la pobla..

ción, entre la que se contaba úno de los más encarniz·ados

enemigos del cura.

- El Evangelio se refería a la genea1ogia de Cristo, y cuan–

do el oficiante llegó al versículo que dice: "Eleazar engendró

a Mtathan, Mathan engeiildró a Jaeob", el indio paró la oreja.

La palabra 'J!latan", pronúnc'iada dos veces, le llenó de in–

quletud. Para tranquiliz,arse, resolvió_pedir una explicación

a su vecino, un blanco muy despierto, que habla tenido no-

. ti,cias del

proceso~

y adivinando en el acto el motivo de la

Z·ózobra, decidió jugar al quichua una mala pasada.

Recordó que

e

~is.te

entre los indios 1a siguient·e creencia:

"Toda m·isa que se diee para obtener la muerte de una per–

sona, logra

inva;riablem~ente

su objeto ... " Entonces, para

ac·rec·entar los temores del vil.ltano, exclamó con la solemni- ·

dad de un profeta:

-¡~h!

Eso .significa: "Mata, mata,

m~ata,

Señor, a aque–

llos que me calumni,an" ...·

A'ter,rorizado el indio, apenas salió de la igiesia corrió

a advertir a sus compañ,eros que un peligro de muerte se

c-ernía sobre eHos ...

·D~ersrpués

de mucho deliberar, negaron

a loa conclusión de que la única maneTa de salvarse era arro–

jarse a los pies del

sac~erdote,

contarle toda. la v·erdad y

pedirle perdón por su maldad ·e injusticia. .

*

Pero nunca ·es más brillante su talento de pleiltistá que cuan–

- do · tlo emplea en contra del blanco o del

m~estizo.

¡Y bas-

tantes motivos ti-ene el indio para ello!

·

La expoliación de las tierras que le daban el pan es

una realidad h'istórica. Aun -en nuestros días, la extorsión o

la confiscación de _su miserabl,e patrimonio lo reduce a Ita

mis,eria o a la servidumbre en las grandeiS ha.ciendas, donde

queda a me-rced de sus amos. .

Es

fr·ecuente encont·rar entre-éstos a hombres ambiciosos ·

y sin corazón, que, cap.

~el

menor pretexto, no tienen reparo.

en ·expulsa;r

de

sus dominios familias aborígenes

indef.él

;ls'as,

con el único fin de confiscar sus cho·zas y rebaños.

Para justificar su crueldad, ponen de manifiesto la hol–

gazanería del indio, sus ·continuos robotS, deudas sin pagar,

y la constante

amena~a

de suhlev·ación; sin embargo, la

mayoría de. las veces, l,a oculta razón de estos atropellos no

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