nes de tubérculos, elige el que le parece más hermoso, exa–
mina cada patata separada·mente, la da vueltas, la--- pa1pa,
la hpel·e; luego, terminada esta minuciosa investigación, no
se mueve ni ·entrega los huevos. ·Ponclusión: el trueque es
desigual.
·
Sin embargo, la vendedora
per~manece
inmutab.Ie,con ·
los ojoo cerrados a · medias. La
~nciana
vue1ve a sacar los
huevos y lo,s muestra__
co~o
para que la otra mujer aprecie
s:u tamaño, y nuevamente los guarda. No obstante, la ver–
dulera mira a otra parte. La abue1a insiste,
y
por tercera
vez saca a relucir las albas cáscaras; la vendedora hace
ademán de no mirar. Desde ese momento no hay nada que
h~cer,
y la viejecita decide ir a · tentar suerte más allá, sin
rencor ni recriminaciones.
Toda ·cliente · tiene de:recho a ·elegir, .entre los objetos
en venta, el que le parece más bello, más grande, más ma–
duro. Por consiguiente, cuando s:e trata, por ejemplo, de
patatas, la compradora retira del montón escogido la más
pequeña
y
la reemplaza por la más grande del lote vecinQ.
'Aparentemente, la vendedora se encuentra -"distraída
y
no
observa -estos manejos. Pero cuando la otra intenta nue–
vamente efectuar un cam·bio, con un gesto enérgico la ven–
dedora le indica que está álerta
y
no permitirá que prosiga
en esa operación.
He a·quí, en resumen, los principal·es trueques que pude
observar: seis patatas or cuatro higos de nopal; un pane–
ci-llo de 22 gramos por nueve puñados de maíz o seis cabezas
de ajo; cuatro puñados de Jentejas por dos mazorcas de
maíz; dos panes de 44 gra:mos cada uno por cuatro pulga–
radas de coca;
un~
pequeña pe1ota de lana e;quivale a doce
_patatas; un pan de 35 gramos se da a cambio de una, le–
'chuga o cinco paca
y
es, fruto muy sabroso; cuatro nísperos
del Japón valen cinco tomates del tamaño de una nuez; dos
íninjisculos
repol~los,
una mazorca de maíz; "un pan de 44
'gramos se da por un -trozo de cenizas comprimidas, com–
·plemento indispensable para mas·car la coca.
Oomo· vemos, las transacciones
se
hacen sobre obj.etos
insignificantes
y
.en un ambi·ente familiar, pero
aunque, a
nuestro_ criterio, nos parezca todo
·~Sto
juegó de ni:
ñ.os,para ·
los indios el mercado e:s un asunto de primordia;l impoT–
tancia.
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