pinia. para curtir,
.anilina~
de
todos eol,or·e.s,
cuyo
mordiente
es el jugo de limón; la cuarta hilera presenta plantas de
hortalizas, quesos, pescados .s_ecos, montonci-tos d·e manteca
de cerdo sobre hojas de nopal; finalmente, se exhiben los
remedios, la leña, el mineral de cobre, la sal en trozos cris-
talinos del tamaño· de un puño.
_
En la parte más baja
a
el de·clive se exponen, sobre las
piedras, telas, ponchos, medias, fajas de lana, gorras; al pie
del muro, las panaderas colocah sobre
-me~:as
bajas, o so–
bre frazadas tendidas -en el suelo, panecillos redondos de
,
cien gramos y otros aplastados como tortillas; hacia la de-
re-eha ,se encuentra ·el mercado de cerámica: olla y jarros
de
-cocina, grandes tinajas
p~ra
los -cere-ales y la chi-cha.
Algunos metros más allá,
l~as
cocinas y restaurantes in.–
dios; bajo un toldo se ve grf(n cantidad de
re~cipientes,
acu–
ñados·
entr~e
cuatro trozos de roca que protegen un fuego
sobre el cual hi-erven
tod~
clase de carnes y verduras. Al
lado se divisan grupos de dos- o cuatro invitados, con los
platos en las manos, y
mientr~as
unos sorben directamente
la sopa, otros la toman con una cuchara de madera que
van usando todos por turno.
Más abajo se extiende una hUera de puestos para todo
lo que es carne cruda: cobayas y conejos, aves domésticas
y silvestres, cabras y bueY'es, c-erdos y· corderos. Todo esto .s-e
encuentra bajo unas sábanas, que al
ser
sacudidas por el
viento ahuyentan a las moscas azules, que podrían deposi–
tar sobre los víveres sus nefastos
hu~evos.
Al medio
se
encuentra el pequeño m·eroado de trueque.
Me deteng;9 a observar las entretenidas
·escen~s
típicas que
allí se de.sarro:llan. Las vendedoras
s~
sientan en el suelo '
en tve:s largas filas. De su alforja de paño sacan los comes–
tibles que desean vender
y
los ordenan ante ellas en mon–
toncitos: diez patatas, un puñado de maíz, dos cabezas de
ajo, un cuarto de repollo, una pulgarada de coca.
( H·e aquí el aspecto general del m-ercado.
*
De mis, diversas visitas a este terreno ·comercial deduj-e que
las transacciones
·se
llevan a cabo bajp cuatro reglas prin–
cipales: sólo
la~
indias intervienen en las ventas o true–
ques; todo
se
hace en silencio, todo debe examinarse y pal–
parse, todo se regatea.
En
efecto, nunca
se
ve
~en
el mercado un quichua ven-
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