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·CAPiTULO
III
EL QUICHUA INDUSTRIAL
..
· (!Continuación)
Cerámica, minas
y
metalurgia. Carreras, artes
y
oficios
La cerámica peruana es .famosa, y ·en las tumbas más an–
tiguas se conservan y descubren .una infinidad de pi·ezas
curiosas. Las pri-meras conocidas remontan
:a
varios miles
de siglos: ·en la
cos.tase encuentran las simples ánforas de
base puntiaguda, fáciles de plantar en el suelo arenoso; en ·
1a cordillera., en ·cambio, las vasijas de fondo redondo tienen
forma
d~
pomelos o frutos forestales.
La
;alfar~ería
artís.ti~ca
se ini.ci.a
~con
los ·chimúes
~en
el
valle de la costa, 600 años .antes de nuestra era, y con los
mayas-a~maraes
del altiplano, en .la misma época.
:Según sus formas, se clasifica en dif·er·entes especies, que,
a su v·ez, marcan ·etapas progresivas: las plantas correspon–
den a la primera, con frutas sola.me_nte al principio y ár–
bol.esenteros más tarde; ·en seguida se confeccionaron los
animales (cocodrilos, serpientes, ranas, pájaros, llam·as, j a-- '
guares, monos, moluscos y peces); finalment·e, bestias y ve-·
--getales aparecen m·ezclados en ambientes selváticos.
Más tarde, los ceramistas abordaron las creaciones an–
tropomorfas en vasos que :r.epresentaban cabezas hum.anas.
Detalle curioso: .se esfuerzan ·en dar·les la ·expr·es:ión de un
sentímiento inti·m·o o de alguna sensación física. Se encuen–
tran perfectam·ente ·expr·esados el dolor, la sonrisa, la hila–
ridad, ·el suefio, l:a ceguera, el canto, la sordera, .el ruego, la -
malicia, la muerte, l1a perplejidad; y también la majestad,
el orgullo, la cólera, la envidia, · la autoridad, el espanto, la
desesperación, la
dul~ur.a,
la crueldad, el poder y la reflexión.
Este arte se
desa~rro.lló
aún, llegando a modelar reci–
pientes con la ·figura completa de algunos personajes, y a
reproductr aspectos. de
la
vida qui·chua: las danzas, los com–
bates,
los
viajes, las cac·erí-as, la pesca, los trabajos agrícolas
·y domés.ticos, los funerales. D
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esgraciadamente, estos alfare–
ros sensuales y paganos multipUcaron también la pornoce–
rámica.
Pero esto no ·es todo. Los ceramistas se perf·eccionan aún
más y llegan a cr.ea.r los jarros parlantes, que imitan a la-
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