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Toda madre de familia tej 1a la lana d_e las llamas y los

guanacos,

l).ni·~a

permi.tida al pue'blo; la de la alpaca y la

de la vi·chña &e reservaban . para las clases altas. La forma .

de tejer era de las más simples y rudimentarias. El telar

consistía ·en cuatro bastoncillos delgados atactos con corde–

les de a

gave. La tejedora lo tendía primero sobre cuatro

punta.le:

s bajos

cl~vados

·en el suelo, y allí, inclinada sobre

es

te marco, ella hacía la cad·eneta. Luego, sentada en el suelo,

cogía

f~rmemente

el bastoncillo superior entre ·el pulgar y

. el índice del pi-e izquierdo, a fin de mantenerlo vertical;

al nlismo tiempo se ataba ·el bastoncillo inferior ·a la cintu–

ra, por medio de

dos

cordeles laterales, y en esta postura

tejía la trama. Natüralmente, no es ésta una actitud muy

cómoda, sobre todo si se piensa que _ha de mantenerse du–

rante vari:as horas consecutivas.

'

Los in.strum·entos y la técnica modernos se encuentran

casi en el mtsmo punto.

Los indios del altiplano hilan

y

tejen

ho~

la lana de las

llamas, que trasquilan cada seis meses; también la de las

vicuñas., menos n:um·erosas. La de las alpacas, vizeachas Y

chinchillas la emplean

sólo-

·en

te:l~as

de lujo. En los vanes

se ocupa únicam.ente la lana de las ovejas.

-

En un viaje a la ciudad de .Ay.acucho, situada a 2,407 ·

me-tros de alt ura, tuve ocasión de examinar un telar. fabri–

cado por su propietario, un m·estizo. En un marco se en–

cuentra al bastidor: cuatro pies de madera en bruto, ·con–

solidados por grandes trozos de roca, y que miden 1.60 ·m.

por lado. Entre

los

travesaños posteriores se coloca

un

bastón

redondo, encajado en el c·entro de las dos ruedas laterales,

y sobre ·el cual se van enrollando los hilos de la cadeneta.

En los sopor·tes anteriores se introduce un travesaño hori–

zontal ·que va

r~e~c'ibiendo

y enrol,lando ·la tela. ·

El artesano se sienta sobre una tabla. Frente a él, dos

gruesas varas de bambú -tendidas

·y

móviles- sostien·en

un tupido enrejado de laminillas, entre las cuales se intro–

ducen los hilos de la cadeneta. Sobre éste, otras cañas -dos

para los tejidos simples

y

·cuatro para los dobles- mantie–

nen los lizos; son éstos unos cnrdeles verticales de

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cen–

tímetros de alto, que separan los hilos a distancias iguales

y

permiten abrir la cadeneta para introducir la lanzadera

y la trama. La lanzadera es una especie de botecillo de ma–

dera,- tallado a

cuchill~,

de , 20 centímetros. de largo por 6

de ancho,

y

el canutillo es un simple trozo de caña. ·

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