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de los expedicionarios. En el huche de &u prim·era víctima

llevaban la sangre de todas las vicuñas abati

das. ~

Entonees

cada uno de los

tíos

empapaba en esta sangre el pulgar

y'trazaba

solemnem.ent~e

sobre el

{rostro

de su sobrino o

sobrina ·una raya ·que le cruzaba el rostro de oreja a oreja .

Las madres recogían entonces a sus hijos,

y

la carne de

la.s

animales cazados les era distribuída para el banquete del

día sigufente.

No

se

·conoce ·el srgnifiocado ·exacto de esta extraña Con–

firmación.

*

....

' Las cunas han variado notablemente en el transcurso d·e

_ los siglos. Se encuentra aún el-modelo deJos tiempos incaicos,

pequeñas bateas ovaladas, _ talladas en un trozo de madera.

Varias provincias modernas

conserv~n

aún este tipo, habién–

doles agregado dos varillas cruzadas a los pies

y

a la cabe–

eera, que sirven para colgar de ellas cortinillas de diferentes

materiales.

En las regiones más húmedas, el pad:ve fabrica un ca–

nasto rectangular con hojas de junco o bambúes entrelaza–

dos,

donde se acuesta al niño desde .el cuarto día.

.

.

A m.enudo la cuna se compone de un simple chal grueso

de lana, con las cuatro puntas anudadas juntas. La madre

introduce en esta especie de bolsa. al recién nacido,

y

la cuel–

ga en seguida en una esquina o junto a las pilastras del

corredor.

·

·

-- También he visto hamacas.

Dos

cuerdas de seis me–

tros .son clavadas, por un extremo, a la pared de la choz1a,

y,

por el otro, a un pilar de la gal·ería. Hacia el ·centro de

estos cordeles se encuentra atado .un saco doblado en tres.

Envuelto en una fraz1ruda, el niño se coloca a.Jlí como en

un estuche abierto en la parte superior, del cual no puede

caerse cuando se le ,{ba.l<ancea. Su propio peso mantlene en

su lugar los

dos

paños Iatera·les de la tela,

y

como el saco .

puede

deslizars~e

fác.ilmente a

lo

l,argo de los ca·bJies, no

cuesta mucho dar al pequeño dormilón una posic.ión hori–

zontal o ligeramente levantada .en la

~abecera.

Visitando las-chozas, comprobé que es éste un lujo que

no se encuentra a menudo. Lo más común es . si·enÍpre ver

al nene introduc.ido en un

pa·que

te informe de trapos

y

ten–

dido

sobre ·el terreno pedr;ego.so de una pendiente. Esto en–

traña

~ra

ves

peligros, pues alr·ededor de las rucas se reúnen

l

o circulan a su .antojo toda clase de animales domésticos:

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