ordenación de sonidos, que dejan claramente establecidas diferentes
tonalidades. Por tanto, este aspecto que luce la música actual peruana,
no obedece, en ninguna fcnna, a una exclusiva influencia europea,
como se ha creído hasta hoy, a falta de una investigación prolija y
detenida, sino a una evolución natural y lógica, dado
el
extraordinario
don musical que caracterizó al pueblo incaico, que nos ha dejado admi–
.r;:ables pruebas de la amplitud ele sus manifestaciones artísticas.
Así, pues, sin mayores esfuerzos, podemos evidenciar tal verdad, sin
más que recordar la estructura musical de algunas antaras que, en
páginas anteriores hemos descrito, y las gue, por otros conceptos,
expondremos más adelante, de las que señalan tonos concretos, dife–
rentes unos de otros, cesa que no quede sombra de duela acerca ele que
esos instrumentos y la música tradicional recorren todas las tonalidades
conocidas en la actualidad, como si fuesen modernos.
CONFORMACióN DE LA ANTARA CON
EL
DIA~ASóN
UNIVERSAL
Las variaciones constantes en el número ele vibraciones de los
sonidos musicales, obligaron a algunos países a nombrar comisiones
internacionales, para la regularización de dichas vibraciones. Esas
comisiones establecieron, como tipo de diapasón normal la nota LA
de 870 vibraciones por segundo; nota correspondiente a la 5a, octava
del piano (llamada de dos pies),
y
que se escribe en la clave de sol,
en el segundo espacio del pentagrama. A pesar de esa decisión, no
existe correlación fija entre el diapasón de unas naciones con los de
otras; ·por tal motivo el uso general llama LA normal al sonído tipo
de la escala moderna, temperada, que se ha convenido basar sobre
cualquier LA comprendido entre 870 y 922 vibraciones por segundo.
El investigador no deja de experimentar una verdadera sorpresa,
al comprobar que las antaras encontradas en las tumbas de los antiguos
peruanos
y
en las de los pueblos que recibieron la influencia incaica,
directa o indirectamente, hasta aquellas que preceden de las más remo–
tas edades, tienen una increíble conformación (en cuanto a la deter–
minación ele alturas ele los sonidos musicales) con
el
diapasón estable–
cido por la ciencia musical actual; y, pasando por alto algunas
pequeñas diferencias,
y
hasta insignificantes, si se tienen en cuenta los
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