tiene, así como la diversidad de escalas y tonalidades que registra, dan
clara idea de la perfección de la antara
y
del gran desarrollo musical
alcanzado en aquellos remotos tiempos.
En el período incaico continuó su uso con gran esplendor; formaba
parte esencial de todos los acontecimientos sociales, guerreros y religio–
sos, que se puede asegurar por la supervivencia actual de las costmn–
bres tradicionales.
Parece que los incas heredaron elementos musicales muy desarrolla–
dos, habiendo añadido por su parte, sólo pocas novedades, pues, todo
lo
principal, tcdo
lo
grande que se aprecia en el arte nativo peruano,
a juzgar por las sensacionales revelaciones que hacen las antaras prein–
caicas, procede de aquellos remotos tiempos. Sin embargo, nada
absoluto se puede afirmar en este sentido, puesto que todas las antaras
y otros instrumentos, en uso en la épcca del descubrimiento
y
el colo–
niaje, sobre los cuales se podían basar nuevas conjeturas, fueron
sistemática e implacablemente destruídos por las autoridades religiosas
del coloniaje.
Es obvio suponer que en el período colonial, a raíz ele las prohibi–
ciones eclesiásticos, decayó compleq1mente el uso y el papel espiritual de
la antara. Perdida la técnica ele su construcción en terracota, se
abandonó su fabricación ele este material y se redujo al empleo ele la
caña, con afinación solamente diatónica. Y, si bien subsiste la forma
tradicional (incaica) ele tañer la antara, colectivamente, es decir, en
forma orquestal, no se ha realizado aún una evolución apreciable, a
pesar ele los formidabl es recursos expresivos y efectistas del instrumento
que podría constituir hoy un elemento artístico ele imponderable valor,
empleando el cromatismo, bajo una organización técnica y polifónica.
LA ANTARA Y LA SIRINGA
Aun cuando no existe diferencia fundamental, entre la forma exte–
rior de la
antara peruana
y
la
flauta de Pan
usada en el hemisferio
oriental, no existe paralelismo cornpleto, en cuanto a sus respectivos
recursos musicales y otras cualidades que a continuación anotamos:
19 La antara era instrumento que podía componerse desde dos
tubos hasta cuarenta, recibiendo según los casos, diferentes denomina–
ciones. Para su construcción se empleaban diversos materiales, como
el metal, piedra, madera, caña, hueso, pluma de ave, cuerno
y
barro
cocido, con técnica especial en este último;
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