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Ya dijimos anteriormente que hay antaras musicales y no musicales;
pues bien, en la Argentina se encuentran también las dos clases de
siringas. Efectivamente, en el Museo Enográfico de Buenos Aires, se
encuentra una siringa de piedra, que no produce sonidos musicales.
Sus tubos habían sido taladradcs al azar, sin medida alguna determi–
nada, y así los sonidos que producen no presentan coherencia alguna
entre sí, y seg·uramente no tendría más objeto que producir ruidos o
marcar los ritmos de las danzas. Asimismo en el Museo Argentino de
Ciencias
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aturales, hay otro ejemplar del mismo material y en las
mismas condiciones que el precedente. Otras dos antaras del mismo
Museo, son de cai'ía, pero demasiado deterioradas que ya no producen
ningún sonido. Junto con ésta se encuentra otra siri nga de madera,
pero comple tamente inutdizada por la acción del tiempo y
el
entierro
largo que habrá sufrido, y ya es imposible su restauración.
La más valiosa de las antaras argentinas es aquella que menciono
en la página 51, la cual, como ya he manifestado repetidas veces, da
una escala precisa de tres notas, las componentes del acorde perfecto
mayor en estado fundamental: es
h
escala tipo del segundo sistema
musical incaico, esto es la TRIFONJA. Lo dicho sobre es te instr umento
no requiere ya otros comentarios.
Otra antara, también muy valiosa, desde el punto de vista exclusi–
vamente musical, es una de piedra blanda (carbonato de hierro) que
he encontrado en Humahuaca, e n el pequeño museo particular del
médico Dr. Torre Aparicio. Los dos primeros tubos de este instru–
mento, los más largos, es lán fracturados , en la región ele la embocadura.
Sin embargo, habiéndosel e restaurado con una masilla. h a sido posibl e
arrancarle sus scniclos propios, y h a dado con precisión la siguiente
escala: SI b, DO, RE,
l\tii
b, FA, que es una escala incaica. una penta–
fonía que sistemáticamente supr ime el sexto y séptimo gTaclos, llevando
un semitono entre el tercero
y
cuarto. Está en el tono de
SI b
mayor
y tiene actualmente muchas melodías. en el Depa rtamento de Yave,
provincia de Jujuy, de donde procede. Una ele d ichas melodías es la
siguiente, que me la di ctó el Dr. Torre Aparicic, su propietario:
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