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Los pueblos primitivos, en una u otra forma, veneraron la fuerza

generatriz, el FALO, palabra griega que significa pene o miembro viril.

Representa la fertilidad, la fuerza productiva de la Naturaleza. Tuvo

su culto especial en Caldea, Asiria, Egipto, los pueblos americanos, etc.

Osiris, Taurus, Venus (el astro del Amor), Afrodita, el numen de los

cantos lesbianos, Mercurio, con sus actitudes obscenas, eran deidades

fálicas. En el templo de Minerva, en Babilonia, el culto fálico era muy

acentuado, y según Herodoto y Estrabón, debe interpretarse como pros–

titución sagrada. Los indígenas de Dahomey, según Ellis, tienen falos

a lo largo de la Costa ele los Esclavos, representado en todas partes, en

las fachadas ele las casas, en las calles y plazas públicas; su principal

objeto es excitar el apetito· sexual.

En el culto fálico hay que distinguir dos aspectos: el religioso y

el mágico. Bajo este concepto en los puebles antiguos, como los

egipcios, se adoraba a muchos dioses ele la fertilidad, entre los cuales

el principal era Osiris. En las festividades cleclicaclas a este dios, según

cuenta Herocloto, las mujeres recorrían las poblaciones llevando imáge–

nes priápicas. En Grecia se identificó a Osiris con Dicnisos, y en

Roma, al dios Dutuno con Príapo, representándolos en forma fálica.

En su concepto de magia, el culto fálico consiste en el uso ele

representaciones fálicas en calidad de amuletos. De ahí que se creía

que el falo obraba contra los sortilegios o encantamientos y contra el

mal de ojos.

En Grecia, el falo era llevado en procesión durante las fiestas

denominadas Faloforias. Les sacerdotes recibían el nombre de Falóforos.

El culto a la reproducción estaba, pues, muy arraigada en los

pueblos primitivos y no pudo ser derribado fácilmente por el Cristia–

nismo.

En Méjico se da a conocer este cnlto, con Panuco. Se veían bajo–

relieves en las plazas, representando actos sexuales, como en la ciudad

Tlascala, en cuyos cerros se tribu taba adoración al falo. El dios ele la

lujuria era Tiazoltenti.

En Perú adoraban también un principio reprocluctcr: el SOL. Los

peruanos usaban un simbolismo fálico, dice Lafone Quevedo, que no

era sin embargo lujurioso. Este autor cree que Tunapa es un dios

fálico, afirmación que contradice al padre Las Casas, quién expresa: "No

se hallará en las fiestas de los peruanos, ni en cosa que tocaba su

religión nada deshonesto ni dtsorclenaclo."

En Calchaquí, pueblo ele cultura menos desarrollada que la perua–

na, el culto que se rendía al falo era más grosero. El calchaquí tenía en

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