CAPÍTULO
IV
LA ANTARA Y LOS SISTEMAS MUSICALES INCAICOS
Es innegable que las antaras precoloniales peruanas, en su gran
mayoría, registran series de sonidos que, sin duda alguna, representan
las notas empleadas para los cantos usuales o conccidos en los momen–
tos de la fabricación de los instrumentos. Podemos, entonces, <;on el
auxilio de éstos, conocer, por lo menos relativamente, muchas de las
características de aquella música que recreara los oídos de los que for–
jaron aquellas grandes civilizaciones florecidas antes ele
la invasión
europea. Esas características serían, en primer término, los
sistemas
musicales,
es decir,
el
número, altura y distancia de los sonidos musi–
cales entre sí; y, mediante el examen ele las antaras, será, pues, posible
determinarlos, desde los más primitivos y elementales, hasta los que
revelan mayor desenvolvimiento, no sólo diatónica, sino cromática–
mente, incluyendo los modos, la modulación y la tonalidad, pudiendo
realizar asimismo la confrontación consiguiente de las mismas melodías
conservadas por tradición oral, para discriminar la naturaleza de las
músicas prehispánicas y las que siguieron al contacto con la música
europea; porque es realmente admirable cómo existen aún cantos nati–
vos que corresponden automáticamente a aquellos viejos instrumentos
que hoy, bajo la presión de los labios del investigador, tienen la virtud
de hacer revivir espíritus extinguidos mucho tiempo ha.
Y existen también en los museos ele todo el mundo, así sean parti–
culares u oficiales, mucho8 especímenes de este instrumento milenario.
Uno de esos maravillosos ejemplares, es el que existe en el Museo Etno–
gráfiéo de Buenos Aires, signado con el N9 34.639, que tengo a la
vista, y aún más, tendré
el
orgullo de exponer en una conferencia
pública, para demostrar objetivamente su asombroso valor nnl•sical.
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