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Curaciones por las Fuerzas del Esperilu.
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"A ticci Viracochan caylla Viracochan tocapo acnu po Viracochan camac churac
caricachun huarmicachun nispa Ilutac rurac camascayqui chorascayqui casilla quispilla
causa musay maypin canqui ahuapichu ocupichu lJauto pichu oyariguay agniguay ini–
guay imay Pachacamac causachi huay marcalliguay atalJiguay caycoscay tarichasqui–
hay may picas papas Viracochaya.
"Declaración.-Oh! Hacedor que estás en los fi nes del mundo, sin igual, que dis–
te ser y valor a los hombres y dijiste : sea este hombre;' y a las mujeres, sea esta mujer, di–
ci~ndo
estos, los hiciste y los formaste y diste ser, guárdalos, y vivan sanos y salvos sin
peligro, viviendo en paz. A dónde estais, en lo alto del cielo o abaj o, o en las nubes, o en
los nublados de la tempestad, oídnos y respondednos, y conceded con nosotros,
y
dadn os
perpetua vida; para siempre tenednos de tu mano y esta ofrenda recibid a doquiera que
estuvieres, Oh Hacedor.
"Y luego el sacerdote del Sol, habiéndol es tomado juramento, de la man er a ya dicha,
y ellos habiendo ya hecho el voto, les daban el yagu arsanco por la órden dicha. Acabad o
lo cual comían de la carn e de los carneros que se habí an sacrificado al H acedor, al Sol, y
al Trueno; y gastaban este día cada n aci ón, en h acer el taqui, canto y baile, que cada un o
de ellos, antes que del In ca fuesen suj et os, h acían en su s tierr as. Entr aban este día a la di–
cha fiesta todas las gentes qu e por defec tos de sus personas, habían echado del Cuzco, los
cuales volvían a hallarse en la dicha fi es t a. Y es t a fi es ta duraba dos días, al cabo de los cu a–
Jes, sobre tarde, quemab an en sacrifici o un carnero y grandísima canti d¿d de rop a de to–
d os colores; y así los qu e habían de volver a sus ti erras, pedían lic encia al H ¡fcedor, al Sol,
al Tru eno y el Inc a ; los cu ales se la concedían, con t al
qu ~
dejasen en el Cu zco las hu acas
que este añ o presente habían tr aido, y ll evasen y volviesen a su s tierras las qu e el año p a–
sado, en es ta fi est a habí an dej ado; y en recomp ensa del trabaj o que habí an tenido en venir
de tan lej as p artes, les d aban oro
y
pl a ta,
y
ropa, muj eres}' cri ados ;
y
a los señores prin–
cipales, li cencia para que anduviesen en andas ;
y
a las hu aca s les dab an chácaras con sus
ti erras y cri ados, p ara qu e las sir viesen; y las comid as qu e cogiesen las quemab an, e hi-
ci esen su s sacrifi cios, y así volví an todos a su s ti err as. "
•
" Fu é el inventor de esta fi es ta Inca Yupanqui, para que se hiciese por la órden di–
cha ; porqu e no obst ante que de antes la hacían, des de qu e hubo Inc as no la hacían por es
t a órden. Y lo que rest aba del mes lo gastaban en lo que les p arecía y convení a. Así mismo
en todas las cabezas de provincias hací an la dicha fi es ta o pascu a ll amada Citu a todos los
Incas gobern adores y los de su generación dónde quiera qu e se hall aban ; y por el dicho ti em–
po, aunqu e en la solemnidad
y
sacrificio seran mu cho menos; pero no porqu e dejasen de
hacer nin gun a de las ceremoni as. "
Garcil aso recuerda haber vi sto en su niñéz, p arte de ésta fi es ta. "Ví salir el primer
In ca de la p laza, no de la fortaleza qu e ya estaba desi erta, si no de una de las casas de los
Incas qu e está en la falda del mi smo Ccolcamp ata ; ví correr los cu atr o indios con su s lan–
za' ; ví acudir
l~
ropa a toda la demás gente común y hacer los ade manes. Vil es comer
el
pan ll am ado Cancu . Ví los hachos ll amados P amcuncu. o ví la fiesta qu e con ell os hi-
•