CARLOS CAMINO CALDERON
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versidad de actividades en que desplegó su talento, y pot· el
caudal de vir.tudes públicas y privadas que
ates~.5ra:ba,
cons–
tituía la gloria más pura de la Revolución; el personaje más
grande que había producido la América dél Sur; el más aca–
bado arquetipo para servír de ejemplo a la Humanidad ...
Siempre suave v 'ponderado. acariciando la espetanza
de que la
po_st~ridad¡ J~ har~
justicia, el
noble anciano sobre–
llevaba la ingratitud de aquellos que lo acusaban de haber si–
do monarquista con San Martín, de haber élJCOrnpañado a Bo–
lívar en sus delirios de Presidencia Vitalicia, y de no haber–
se opuesto al fusilamiento de Berindoaga y de Terón acusa–
dos de traición a la partria.
¡Pero la conciencia de Unánue estaba limpia!. Ella le de–
cia que sus tendencias monarquistas fueron hijas del conven–
cimiento de que el Perü no estaba preparado para el régimen
republicano; que su bolivarianisrno obedeció a la idea de que
sólo una voluntad [érrea ·corno la de Bolívar, podría adorme–
cer al monstruo de la anan¡¡uía que ya asomaba en América,
y
que si no había hecho nada por .salvar a Berindoaga y Te–
rón, fué porque ese castigo "era
el
desagravio de la justicia
pública que cruelmente ofendieron, y el cumplimiento de las
ieyes que así lo ordenaron" ...
A pesar de todo, Unánue tenía momentos en los que su
gran espíritu desfallecía. Entonces, dirigiéndose' a su gabine–
te de trabajo, echaba la llave; y con el corazón rebosante de–
amargura y los ojos arrasados en lágrimas, se arrojaba a las
plantas de un
Cristo de la Agonía
que desde la mesa de cao–
ba en que el sabio concluyera las inmortales páginas de "EL
CLIMA DE LIMA", k brindaba su ejemplo y le abría sus
brazos de marfíl ...
Desde que Unánue y su familia
lle~·aron
a la hacienda
"Arona". Panchita- que había -heredado más que todos sus
hermanos lo sentimiéntos del prócer -
con su f ina intuición
de mujer vislumbró los ocultos dolores de su padre, y se es–
t~
echó más a él. Panchita ·era la que -primero lo besaba cuan–
do -
al alba- Unánue despertaba a palmadas a sus hijos
f)ara
rezar la Mag·nífica, en latín. Panchita era la que des–
pués de la leche vinagre y las r oscas bañadas, escogía en la