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EL IMPERIO SOCIALISTA DE LOS INCAS

1

ración, algo asi · como "un amo mira a sus animales" (1) ,

pero se ven malos amos que martirizan a las bes-tias con–

fiadas a sus cuidados; el inca no

es

de éstO$,

y

,es gran· mé-–

rito suyo el no haber obrado

con

·crueld3.ci,

porque los jefes

de la mayor parte de las tribus vecinas, tiranos sanguina–

rios, le dan

mal

ejemplo: en la costa -exiStía la sodomía; en

los · bosques oriental·es y en la meseta misma reinaba la

a·ntro.pofagia (2) ; GarcHaso ·cuenta que los ·caranquis se re–

belaron contra el inca · porque no podían com,er carne hu–

mana, ·mataron

.a

los peruanos y los devoraron (3). ; según

,

-

.

otros cronistas, el tirano de la isla de .Puna

re~ucia

a sus

-

enemigos

.a

la esclavitud, hacia guardar a

sus

muj ·eres por.

eunucos y se ·entregatia a a·ctos ·de canibalismo (4). En Co–

lombia los

j

ef,es ·e

i-bchas ·

tenían

es

elavos

y

ahorcaban en

masa a

sus

úb itos

(5)..

P r

1

Perú, .el

asesinato, el ob

te casti-

gados _que no ex

erio. C.abet,

onde el cri-

men era des-e

o habia sido

una realidad

El mayor mérito del inca es haber--dado a su pueblo .

~na

·(1) Prescott-,

"Histoire",

trad. franc.,

t.

1, p. 169.

(2) "Vtarias n-oticias curiosas sobre la provincia de P'Opayán". "Co–

lecciÓDJ de documentos del Archtvo de Indias..,

t.

5,

p.

487.

(3) "Comentarios", lib. 9, cap. XI.

(4) Zá:rate, "Historia", lib. 1, cap. 6.- Gomara, "Historia General'',

primera parte, p. 227.-Herrer-a, "HistorJ..a General.", dec. 4, lib. 7, cap. 10.

(5) Restrepo, ' 'Los C-hibchms", p. 92, 113, 210.

(6) Verosímilmente,

l.os

sa.rcriflcios humanos no habían desaparecido

enterattnente, porque todos los autores ha·blan de ellos, salvo Garcilaso,

muy sospechos-o a este respecto; .pero se habían

hec.ho

muy

raros. Entre

los ohibchas, ciertos niños eran espe-cialmente criados

para:

el objeto de

ser sacri-ficados.

Es

muy posible, como lo sostiene e¡ autor de la rela–

ción anónima

("Tres

~Relaciones'",

p. 144), que l-os animales hayan ¡reem–

plazado un poco en el P-erú a los ihombres en el altar de los sacrificios.

Hasta el feroz monje Vicente de Valverde reconoce que los peruanos no

sacrifica.ban seres humanos, salvo en algunas provincias. ("Carta a Car–

los V", Cuzco, 2 de abril de 1539, .M·. ·S., en: Helps,

"The Spanish Con–

quest",

t. 3, p. 343). Sobre el sentido de estos sacrificios, las opiniones

difieren. V. R.

Kars~en,

"The Civilization oj the South-American In·

dians",

Londres, 1926, p. 404

y

siguientes.

·