!
SERGIO QUIJADA JARA
85
el almuerzo, mientras el padrino entrega un pico y una lam–
pa al ahijado para que vaya a trabajar. Se muestran muy se··
veros con el objeto de que inaugurando así el primer día de
una nueva etapa de vida, serán siempre trabajadores y muy
madrugadores.
Al día siguiente van a la casa de los padrinos y tienen
!?..
obligación de servirles como esclavos, generalmente por ochc
días, y luego se retiran a su nuevo hogar.
EL ADULTERIO
~
Como los indios son muy creídos, casi siempre en' 1a pri–
mera habladuría de la gente reaccionan positivamente sur–
giendo así la desconfianza entre marido y mujer. Ellos pe–
lean continuamente y no viven tranquilos; entonces si la mu–
jer es
0
la mas martirizada acude donde los padrinos a presen–
tar su queja; el marido al saber esto también va con la mi;;–
ma intención porque, siendo los padrinos los representantes
del matrimonio, les guardan mucho recelo y gran respeto.
Entonces los padrinos llaman a los familiares de los ·ahi–
jados, invit'an también especialmente a dos vara-alcaldes (que
son las autoridades de los "pagos o coinarcas") y a dos an–
cianos del lugar_Todos se reunen alrededor de una mesa pre–
parada para el caso. Los dueños de la casa invitan ag·uardien–
te, coca y cigarrillos, mientras van ·tomando y chacChando,
por un lado la madrina llama a su ahijada y·por otro hace lo
mismo el padrino. Estos les dicen, por ejemplo : imanasja mana
jatinquicho mayurcunapa allin ejemplunta? (por qué no si–
gues el sano ejemplo de tus mayores?). El ahijado le respon–
de: manan ñojajá juchallicunicho, manam sonjoypi yachacu–
nicho juchallicusjayta; cay huarmíimi huajrataja churahuar..
( Yo no sé 'n mi corazón la falta de que se me acusa, ésta