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A V E L I
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A N A
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DIA DE LAS ALMAS
El d©s de noviembre de cada año el mundo cristiano lo
dedica al recuerdo de los seres que se fueron. Ese día reviste
carácter especial porque el cementerio adquiere el aspecto de
una ciudad olvidada que vuelve a renacer . Como es natural,
tampoco las personas buenas van a esperar todavía ese día
para acelerar el recuerdo del que se fué. ¡Cuántas veces hijos
agradecidos se encaminan cada mes hacia la sagrada mora–
da de sus adoradas madres portando flores en cuyos frescos
pétalos depositan sus penas y alegrías ...
!
Y cuántas veces
madres desconsoladas van a cierta hora de un determinado
día de cada semana al nicho donde yace el hijo mimado, y en–
cendiendo una lamparita de aceite musitan una oración a Dios
para que le tenga a su lado. Pero, el dos de noviembre no sé
qué inefables emociones mueven a los corazones que se siente.n
místicamente atraídos por las cenizas de los cuerpos
y
por los
ecos de las almas,
A) .-Huancavelica, tradicional por su espíritu religioso,
cumple con devoción mística
~n
orar por los difuntos en la mi–
sa diaria que se celebra en la capilla del cementerio, que gene–
ralmente comienza a las cuatro o cinco de la mañana duran–
te el novenario. Se quiebra así por nueve días la tranquilidad
de la ciudad, porque el vecindario se alborota desde las tres
de la madrugada; y cosa curiosa, algunos trasnochadores, acos-
' tumbrados
~
dar serenatas a las buenamozas, recorrer. las ca–
lles,
y,
golpeando de puerta en puer ta les anuncian que se le–
vanten porque ya es tarde.
Las viejitas, por supuesto, más apegadas a la iglesia, son
las que madrugan, escurriéndose por entre las habitaciones con
sus velitas, somnolientas, buscando el libro de misa en el ar–
mario, el velo en el cajón del ropero
y
los lentes que no re-