SERGIO QUIJADA JARA
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LA SEMANA SANTA
Huancavelica, como pocos lugares del Perú, tiene la sin–
gular característica de haber heredado de los españoles ritos
y
costumbres religiosas que. a través del tiempo, conserva
y
re–
pite con la misma fiel expresión de aquellos días; uno de éstos,
por ejemplo, es la Semana Santa que permanece inalterable
con el itinerario prescrito por la iglesia Católica, aunque si con
cierta nota de ocurrente exageración.
Domingo de
Ramos.-De~pués
de que el sábado en la r;io–
che trasladarQP. envuelto en su manto, al Señor, de la iglesia
de la Ascención a la de Santa Ana, simulando un rapto. sale
de esta última cargado en un especial asno de su propiidad
y
recorre las calles alfombradas con estrella
y
corazones de flores
que la "indiada" guarda para curar algún mal porque ya es–
tán bendecidas. Así llega a la iglesia de la Ascenéión acompa–
ñado de gran cantidad de personas de toda condición social que
portan palmas
y
saumerios. El párroco celebra misa
y
prédica .
alusiva a la entrada de Jesucristo a Jerusalén . En esta misma
iglesia preparan un anda _donde figura un burro embutido ador–
nado con perlas e hilos de plata. En la noche sale la procesión
recorriendo hasta el puente de la Ascención. El anda del Señor
se detiene en el arco que han preparado por el puente. Aquí se
realizan los encuentros, es decir, se presenta San Juan quien
saluda reverentemente golpeándose el pecho por tres veces, por
medio de un sistema de cuerda,
'y
se retira; luego se presenta
la Virgen Dolorosa
y
el Hijo hace la reverencia por breves mi–
ñutos guarda¿ido la concurrencia un profundo
y
elocuente si–
lencio. Esta es la parte más emocionante. Cada a nda tiene sus
alumbrantes, así: de la Virgen son mujeres
y
de Sa:n Juan
y
del Señor son varones, pero los estandartes siempre son lleva–
dos por los hombres.