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~ST Á MPÁS HUÁNCAVELI6Á~AS
EL
SE~OR
DE ACORIA
(Leyenda, Narración e Historia)
Era un monte -dice la leyenda- allí pastaban ovejas
y
cabras los primeros indiecitos de esta tierra. Mientras pasta–
ba una cholita de 11 años percibió una piedra plana. Ella Ja
limpió con la intención de que le serviría de batán cuando de
pronto se inundó de emoción agradable al ver diseñado el Se–
ñor Crucificado. Desde entonces comenzaron los
festejos.
Acoria cabeza del curato de este nombre, en el obispado
de Huamanga, intendencia de Huancavelica -dice un anti–
guo fol!etito publicado por el desaparecido Pbro. don Ildauro
Castro, que tomó a su vez de viejos pergaminos- cinco leguas
distante de dicha villa que aunque cercado de eminentes ce–
rros, es alegre por su frondosidad, a que contribuye tanto el
hermoso río que lo baña como muchos manantiales de aguas
delgadas y saludables. Su temperamento es benigno de m¡¡ ·
nera que no sofocando el calor ni molestando el frío son tam–
bién süs aires favorables y cuasi continua su serenidad.
Fué esta aldea Ja patria del cacique Ñahuinjopa, descu–
bridor de Ja célebre mina de azogue, de que hizo dueño a Ama–
dor de Cabrera y éste la vendió a nuestro católico gobierno.
El haber reconocido la villa de Huancavelica a este pueblo por
su cabeza, ni lo recomendable por su temperamento, no son
Jos timbres que hacen su gloria; pero sí la hace el vene1:arse
en esta quebrada el portentoso simulacro del Santísimo Cristo
vulgarmente llamado: El Señor de Acoria.
En un paredón o moginete elevado más de lo regular de
aquellos ranchos, está éste, en cuyo pináculo se mira con
asombro Ja imag·en más perfecta del Redentor Crucificado
y
muerto.
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