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A s H u A N e A V E L I e A NA s
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tia de las más ricas. No se echan meno,s colgaduras, espejos,
arañas, custodias, cálices, órganos y cuanto contribuye al de–
coro ae un templo perfectamente acabado. El culto. ha co–
rrespondido al adorno y los ejercicios espirituales a la verda- .
dera devoción. Las diligencias jurídicas que se han
~hecho
só–
lo han dado a luz de que aquella pared fué testera de alguna
arruinada iglesia que la prodigiosa pintura permaneció poi'
. gracia de la Divina Providencia; que sólo el día tres de febrero
se le decía una misa, cuidando el sacerdote ponerse lejos del
paredón, porque no lo sepultase al caer. Hoy está sólidamente
construída la iglesia donde se halla el piadoso Crucificado.
El tres de febrero de cada año festejan al Señor de Acoria
con gran pompa. En la antevíspera muchos indígenas bajan.
a la población de Acoria de sus respectivos "pagos", aunque
otros lo hacen nueve días antes para participar en los feste–
jos de 1a Novena, con jµegos ·artificiales, cohetes, banda de ·
cachimbos, etc.
En la víspera acostumbran plantar la "taya" en los con–
tornos de la plaza. El mismo día de la fiesta se celebra una
• misa solemne, luego sale el cura con una Cruz y agua bendi–
ta para rociar a todo lo que encuentra a su paso, principal–
mente a los indígenas que abriéndole camino esperan la ben–
dición con sus grandes ollas de comida, con sus balayes de pa·–
nes, con ceras, escapularios, productos alimenticios, etc.
El mayordomo y la mayorala son los que corren con los
gastos. En esta misma iglesia donde se conserva al Señor de
Acorta, existe un famoso y valiosísimo cuadro de San Fran–
ci~co
en Extasis, cuyas dimensiones son más o menos de
~
metros y medio de largo por uno
y
medio de ancho.
En más de dos ocasiones, turistas norteamericanos -me
dijeron el Alcalde y Gobernador- han ofrecido la suma de 9
mil dólares ...
Acoria debe ser celoso con sus incalculables reliquias.
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